Un reportaje de Sergio Sada.
Fotos: Xavi Torrent.
El pasado fin de semana se celebraba uno de los festivales de verano más interesantes de nuestro país. Me refiero al Cruïlla Barcelona Summer Festival, quizá el festival más ecléctico y con menos postureo de nuestro territorio.
Eso no quiere decir que no haya moderneo, ¡qué va!. Hay, y mucho, pero al menos el recinto no está plagado de jóvenes descerebrados y garrulos, aquellos que parecen haberse hecho con el país.
Cada año los chicos de En Silencio trabajan duro para sorprender con un cartel que puede albergar maravillas como las de este año. Una cita que llegaba plagada de estrellas afro-americanas dispuestas a dar lo mejor de sí mismas: unas veces con más suerte y otras con menos, tal y como os iremos descubriendo en este reportaje especial.
Uno no puede dejar de comparar la anterior visita al Parc del Fòrum este mismo año...
Todo es distinto en el Cruïlla. Desde los precios -mucho más asequibles que los del Primavera Sound-, pasando por la organización y hasta las ganas de hacer las cosas realmente bien, satifaciendo a cada uno de los allí presentes.
Claro que no es lo mismo 40000 personas que 200000 y, sólo con eso, a nosotros ya nos conquista...
VIERNES
Nuestro viernes empezaba con CocoRosie. Las hermanas Casady ofrecían un espectáculo -por momentos circense- que atrapaba desde el primer momento debido a su propuesta con diversos instrumentos.
Mención a parte al beat-boxer que las acompañaba: un prodigio de la naturaleza que marcaba el ritmo durante la hora y media de 'bolazo'.
Del escenario PayPal al Estrella Damm para ver a Jamie Cullum y la 'pedazo' de banda que le acompañaba.
Es curioso como somos los seres humanos: Cullum ha tenido algún que otro despiste con la publicidad televisiva y cierto es que su música ha dado un importante giro hacia el pop, pero no nos olvidemos nunca de donde viene este inglés que, con la sola interpretación de dos de sus temas, ya se había ganado a un público falto de respeto que insultaba y no daba crédito al nombre de Cullum dentro del cartel de este año.
A los brasileños O Rappa tampoco les faltó mucho tiempo para meterse a los presentes en el bolsillo con rock. Pasado por reggae y hip hop. Ya solo con la salida de el batería y el Dj, la gente enloquecía, y aún no había anochecido.
Llegaba el primer incidente del festival de la mano del bajista de Of Monsters and Men, quien sufría una importante lipotimia a causa de las diferencias meteorológicas con su país.
Sustituido por el guitarrista de la banda, y en sólo 45 minutos, los islandeses salían airosos con un repertorio reducido a hits. Las tablas quedaban más que demostradas.
Corremos hasta el escenario de Radio 3 para ver a Mi Capitán, algo más azucarado y con nada nuevo que ofrecer.
El festival tiene siempre muy en cuenta a los grupos catalanes y, en mayor o menor medida, suelen ser propuestas ya manidas o faltas de interés, como es el caso de estos dinosaurios de diversas bandas.
Y digo esto porque el mismísimo Kendrick Lamar presentaba al mismo tiempo su nuevo trabajo To Pimp a Butterfly, sin duda alguna el mejor trabajo del rapero y, posiblemente, uno de los mejores discos de este 2015. Una absoluta obra maestra de la que incomprensiblemente solo sonaron tres temas.
Pero bueno, cada uno sabe por qué hace las cosas y Lamar tendrías sus razones para no actualizar un 'set list' tan esperado. Aún así, sigo temblando cada vez que pienso en el pedazo de espectáculo que nuestro hombre ofreció sin demasiadas parafernalias encima del escenario. Un solo hombre, sí, pero muy por encima de la media.
Y como suele pasar a estas horas, uno ya es mayor y no tiene mucho más cuerpo para las hordas coléricas que empiezan a avanzar a medida que lo hace la noche.
Un último subidón: Vintage Trouble, unos californianos que dieron mucho más de lo que esperábamos. Mucho rock, sí, pero también la sensación de estar viendo al mismísimo James Brown sobre el escenario. Un gran descubrimiento 'no apto para hipsters en busca de la ola perfecta'.
Este 'yayo' se despedía de la noche y volvía a su casa, donde le esperaba un vaso de leche con galletas.
SÁBADO
El sábado se doblaba el aforo de gente, algo que a servidor le molesta bastante, pero vive y deja vivir….
El Sol quema, la gente empuja y no hay donde escapar o esconderse. Emili Sànde daba lo mejor de sí en una franja horaria bastante fuera de lugar, pero aún así, el escenario Estrella Damm estaba abarrotado de gente algo más puesta que el día anterior. Se dejaba ver que todo iba a ser un poco más 'picantón'.
La voz de Emili y su banda parecían decirnos: Hasta aquí todo bien, después vais a flipar con la que os va a liar la otra afro-americana….
Pasada rápida por El Puchero del Hortelano y huída a gran velocidad. España parece estar volcada en bandas de fusiones rumberas que me hacen correr en dirección contraria.
Parada obligatoria para ver a Aloe Blacc, un tipo con un primer discazo como Shine Trough en el bolsillo y dos trabajos posteriores con la mala pata de sonar mucho más plano.
Igual pasaba con su directo. Un bolazo tremendamente correcto, pero sin sorpresas. Aloe parece haberse plantado en la fórmula que le dio la luz para no volver a arriesgar o para colaborar con el inefable David Guetta.
Birth Of Joy fue uno de los descubrimientos del fin de semana. Una banda de rock con sobrada actitud que hacía las delicias del poco público que se acercaba al escenario de Radio 3, quizá en parte por la lejanía de este.
Muchas fueron las protestas por la situación del escenario de Radio 3: algo que no entiendo, pues el paseo podía llegar a durar 5 minutos -a lo sumo- y durante la travesía podías encontrarte con bicicletas convertidas en divertidos juegos manuales.
¡Somos vagos, señores! Después no me llamen viejo a mi.
Y llegaba el delirio de la noche: Ms. Lauryn Hill, que ya avisaba en su web que tocaría en "una ciudad de Francia llamada Barcelona", congregaba a miles de personas frente al escenario de Estrella Damm y a las 22h, muy puntual, salía un Dj para abrirnos el apetito...
La gente bailoteaba y esperaba, mientras aquel pobre gritaba cosas como: "Are you ready Barcelonaaa?"
Y claro, el 'respetable' se desgañitaba por ver a la diva negra del rap que tanto nos había marcado en los años 90. Pero ella no aparecía.
El pobre Dj presentaba una y otra vez, mientras daba pequeños sorbos de agua a una botella. El miedo y el nerviosismo se apoderaban de él.
Hasta 40 minutos se repitió la faena, pero el público -que no suele ser tonto-, abucheaba al pobre hombre, que desaparecía preguntándose qué estaría haciendo la zumbada de su jefa.
No olvidemos que Hill ha estado ingresada muchos años por bipolaridad, además de compartir celda en el trullo por diversos asuntos. Algo tenía que pasar en su visita a la “ciudad de Francia”.
Y al final apareció, claro está. Supongo que le pusieron un arma en la cabeza, porque no habría otra manera. Una inmensa banda acompañaba a la diva que, guitarra en mano, ya empezaba a gritar y poner caras de mosqueo a sus músicos.
Sonido horrendo, y la sensación de que Lauryn nunca volverá a ser la persona que fue. Y que quizá es mejor que se quedara en su celda de castigo aprendiendo lecciones de humildad.
Pero esto es un festival señores, así que pim pam y saltamos a otro escenario para ver a una leyenda como Damien Marley quien, además de barrer el suelo con sus rastas, dio un conciertazo donde no faltaron homenajes a su padre.
- Mención especial al tipo en el escenario que portaba una bandera brasileña… ¿Era su única función?
Otra pasada rápida por el Lounge Mediterràmiament para echar unas risas con Carlos Sadness y su láaaaaanguida y aburrida propuesta, para luego volver para ver ese proyectazo que se han sacado de la manga Franz Ferdinand & Sparks, llamado FFS.
Protestas por todos los lados: algo normal entre españoles que no ven más allá de sus narices. No estábamos ante un concierto de Franz Ferdinand, aunque se marcaron varias versiones como Take me Out, Love Illumination o Do You Want To.
El discazo que FFS se han marcado es una joya de esas que el tiempo dejará en su lugar, y el señor Alex Kapranos, un 'frontman' capaz de levantar un concierto de cámara con Antony and The Johnsons a los mandos. Una absoluta delicia.
Este abuelote terminaba tan largo fin de semana con Caravan Palace y su electro-swing. Zoé Colotis con medias negras y vestido largo en pleno julio a las 2 de la madrugada y un puñado de músicos entregados que dieron un posible broche final a dos días (yo me salté el jueves y el domingo) con mucha música y propuestas algo difíciles de encontrar entre los festivales veraniegos.
Cruïlla lo ha vuelto a hacer. Por algo es uno de los mejores festivales de nuestro país. Eso sí, bajad los precios otra vez.
Hasta la próxima.