El pasado domingo 23 de Julio se dio por finalizado el III Festival Ingenia Jazz&Wine en el Teatro Alcázar Cofidis, con la actuación de Yoio Cuesta. Sweet Adu (Tributo a Sade) fue el recital que nos ofreció la cantante madrileña.
La casa de vinos Ingenia nos recibió en esta ocasión con un rosado espumoso, dando pie a los saludos, conversaciones y sonrisas, pues este festival ha tenido la peculiaridad de crear un vínculo muy importante entre la gente que acudía a cada representación: El vino, las conversaciones y la música Jazz.
Puntualmente la orquesta compuesta por: Guitarra (Iván Valdés), Bajo (Dani Casielles), Saxo (David Carrasco), Batería (Mario Carrión), Teclado (Jacob) y percusiones (Luis Dulzaides), comenzó con las primeras notas y casi de inmediato de la voz de Sade, como le gusta que la llamen cuando está en el escenario, brotaron los primeros sones, en esa voz aterciopelada, cálida, seductora por momento y enérgica en otros. En algunos de los temas fue acompañada por los coros de la cantante que deseó acompañarla en esta ocasión, Alicia Araque.
Sweet Adú es el homenaje de Yoio Cuesta a su cantante favorita, logrando en algunos momentos la tesitura de la artista agasajada, pero sobre todo desprendiendo la energía, fuerza y vitalidad que desborda ella misma, cuando es abducida por la música. No para un segundo de bailar en el escenario y contornear el cuerpo al ritmo de la música, e incluso cuando baja del escenario, pues toma en varias ocasiones el pasillo central del teatro, para estar más cerca de ese público que la escucha con entusiasmo. Yoio libera siempre una agradable sonrisa en su rostro. Entre tema y tema no descansa, dialoga con el público, le cuenta las historias de las canciones y les pone a prueba para saber si son tan fans como lo es ella de Sade y por supuesto, no se priva de tomar un vinito a la salud de los presentes.
Un tributo en el cual los detalles están cuidados al máximo, tanto en la estética como en la música. Además de reseñar sobre la artista principal, que nos sorprendió con su potente voz, hay que tener muy en cuenta a la magnífica banda que la acompañaba.
Tras más de una hora y media de concierto, el escenario se quedó en silencio, vacío y oscuro pasados los bises y aplausos. Era el momento de decir adiós a los artistas, al teatro en el cual estos domingos hemos podido disfrutar de estas citas con la buena música y a la Casa Ingenia; anfitriones que nos han ofrecido tres de sus mejores caldos, sin olvidar las interesantes conversaciones surgidas durante la estancia en aquel Hall.
Entre esas conversaciones, además de felicitar a Yoio por el concierto ofrecido, tras preguntarle cuales eran sus próximos conciertos, me comento que ahora se toma un descanso vacacional que consideraba merecido y que volverá a partir de septiembre con este tributo a Sade, que tantas alegrías le está proporcionando.
El deseo de que los sentidos: Oído, olfato, vista y gusto, fueran estimulados por unas horas, objetivo de este III Festival Ingenia Jazz&Wine, se ha conseguido.
Felicidades a toda la organización.