Una propuesta basada en la poesía teatral de antaño, empolvada de rock, buen blues e innegables extractos de jazz, con el propósito de crear un éxtasis “chamánico” y así transformar al rock en una nueva especie de religión, era lo que ofrecían
Jim Morrison y Ray Manzarek.
Tenían esa imagen, ese concepto en mente, y lo querían plasmar de verdad: anhelaban llevar a cabo ese codiciado ideal.
Un libro de
Aldous Huxley llamado
“The Doors of perception” indujo a
Jim Morrison hacia los enigmáticos caminos que conllevan el cuestionamiento del psicoanálisis y el existencialismo filosófico...
Toda esa onda meditabunda llena de psicodélicos teclados por parte de Manzarek y esos particulares registros vocales de Morrison sólo podían tener un nombre… The Doors (Las Puertas)… que aludía además a un célebre pasaje del poeta
William Blake… “Si se abrieran las puertas de la percepción, todo aparecería ante el hombre tal cual es: infinito”. Y gracias a
Ray Manzarek, Robby Krieger (Guitarra) y John Densmore (Batería), Jim logró dar en el clavo y convertir a los Doors en, más que una banda, una concepción vital para la historia del rock.
Perception (The Doors album) (Photo credit: Wikipedia)
Este álbum debut fue de lo mejor del 67’. Un estampido de eufonías refrescantes que de igual manera recordaban al viejo blues de los 50’s. El homónimo constaba de once cometas en una ínter espacial galaxia sesentera, de los cuales
“Break on Through (To the Other Side)” es la que se encarga de disparar la bala hacia el aire y dar comienzo a esta notable experiencia en la historia del rock. Salvaje y al mismo tiempo sensual, John Densmore pone bosanova en los tambores y Jim Morrison mezcla esas cosas que sabe que llaman la atención para emitir sus elocuentes frases. Este tema es un clásico del rock que nunca deja de sorprendernos cada vez que lo escuchamos. Sin duda una muy buena táctica para partir.
El buen ritmo se adueña de tu cuerpo con “Soul Kitchen” y ya no puedes hacer otra cosa que rendirte ante el magnetismo vocal de Morrison y las terriblemente atrayentes notas que Manzarek practica en su teclado lleno de añejas fragancias, lo que de por sí ya es bueno. No obstante, llega el momento en que nos ponemos un poco más serios para oír esta dulce balada espacial llamada “
The Crystal Ship”, excelente composición, quizás demasiado corta como muchos de los temas del disco, pero en esta canción especialmente duele más que dure menos; a veces hay que conformarse con lo que nos dan simplemente aludiendo a la vieja frase: “Ellos saben lo que hacen”.
Los más que acertados riffs de Robby Krieger dan inicio a “Twentieth Century Fox”, notable composición con palmaditas en el coro y buen compás que destaca su pegajosísima melodía vocal. Y después le toca el turno a “
Alabama Song (Whiskey Bar)”, canción original de Kurt Weill y Bertolt Brecht, en la que domina una fusión de ópera, jazz y música de cabaret, digna de oírse una. El 29 de julio de 1967, según la “Billboard” en su sección de “Hot 100 number one single”, el single “Light My Fire” resulta elegido como el mejor del año. Es la reliquia del disco, la mejor canción jamás compuesta por los Doors, extraordinaria ilusión sónica con pilares de alucinógena audición, una laguna de incitantes pasajes llenos de rock y magistrales teclados.
Aquí Manzarek es la estrella, se luce descifrando un soberbio e intenso solo en las teclas eléctricas que mágicamente te eleva por los aires. Y cuando esta gran fiesta hecha canción acaba, comienza “Back Door Man”, tema perteneciente a Willie Dixon que los Doors interpretan con gran calidad y presición. A Morrison le encantaba que su banda tocara esta canción en vivo y la disfrutaba enormemente; para ello me remito a su álbum en directo “Absolutely Live” de 1970. “I Looked at You” no tiene grandes cualidades como las demás entregas, pero hay un muy buen trabajo en los teclados –como siempre- y una fuerza vocal increíble de Morrison.
Le sigue “End of the Night”, ácida balada que relaja los músculos de tu mente y la colma de espesos mini-punteos, adornando de muy buena forma una invaluable tonada. La tentadora “Take it as it Comes” aparece fugaz como un coqueteo cualquiera, con bailables ritmos bien vetustos, no obstante hace que sea imposible la acción de mantener quieto cualquiera de tus dos pies.
Los Ramones la versionaron y de paso todavía la acceleron más en “Mondo Bizarro”, uno de sus últimos trabajos. Gran hechura musical que precede a “The End”… la épica colisión mega orbital, con una incendiaria letra de contenido altamente ácido para oídos sensibles.
Morrison se explaya unos 11 minutos y algo recitando poesía surrealista y dando forma a una atmósfera hipnotizadora de innegable calidad en los acordes y baquetas. Gran gran gran tema que
Francis Ford Coppola retoma en 1979 para su film bélico “Apocalypse Now”. En resumidas cuentas, está más que claro que este disco es esencial para adentrarnos en las raíces del rock. Recordemos que los Doors salieron sonando a nadie, con notorias influencias claro está, pero enunciando un sonido único, etiquetado por ellos mismos, algo que ya no vemos desde hace mucho tiempo. Excelente álbum que sería fatal si faltase en tu repisa dorada, donde guardas tus placas más preciadas.