Algunos escriben un diario y otros lo graban en canciones. Maleso nos hace entrega del sexto capítulo de su biografía, de su realismo mágico. Para ello se ha vuelto a rodear del equipo de redactores con el cual viene dando forma a sus relatos. Ya saben, Randy Newman, Harrison, Krahe, Brian Wilson, Lapido, Lennon…
Componer en verano en Sevilla puede dar lugar a estribillos pop maravillosos, como el de “Calor, qué calor”, o que la exposición al sol te haga tomar los derroteros de la sevillana-protesta. En “La Torre del Euro”, Maleso infiltra a Hank Marvin en Los Mártires Del Compás y pone a parir al sistema que nos maneja a su antojo.
Lo que no impide el calor, ni el frío, es que siga ajustando cuentas familiares, celebrando un pulso con banda sonora folkie entre Keith Richards y su progenitor en “Keith Richards es guay”. Pero su padre es mejor.
No sabemos cuántos artistas han utilizado, a la hora de escribir una canción, contenido de esos power points que iban de correo en correo. Maleso sí. Si quieren descubrirlo tendrán que oír esa bossa-pop ácida que es “Modelo para mi autorretrato”. Y si añoran al Maleso que daba sus primeros pasos en Tiernos Mancebos o al que iba aclarando sus ideas en Las Balas, podéis encontrarlo en “Amor o indigestión” o “Dijimos siempre”. Disparos pop con fuego real.
No será el disco con el que acabéis una noche de fiesta, pero sí con el que iniciéis una sobremesa deliciosa.