La llegada de la Familia Real (Photo credit: jlmaral)
Arrancó el nuevo año, 2014, y lo hizo en martes, 7 de enero. Lo hizo a medio gas, puesto que ni hubo clases en las escuelas, ni las empresas funcionaron a todo gas. Pero, como mínimo, España se reinició.
En los primeros 6 días del año, España estuvo completamente paralizada, atenta a si le había tocado la lotería, consumiendo y gastando para que los Reyes (del comercio) pudieran repartirse beneficios: como tiene que hacer todo buen país que quiera salir de la crisis.
Lo primero que pudimos observar es que el año 2014 empezó como terminó el 2013. Ya lo decían los U2 en su inolvidable tema "New year's day": 'nada cambia el día de año nuevo'.
A primera hora de la mañana, la Infanta Cristina fue imputada por algo de lo que casi nadie duda: de que haya indicios de su complicidad con el caso Urdangarín, caso Nóos, o como quieran llamarle. El juez Castro, tras 9 meses de gestación, parió bravamente la imputación de la Infanta, algo que volvió a manchar la marca España en la mayoría de rotativos internacionales, tras el asunto Sacyr, la última gran proeza de nuestro "país".
Ahora todos los esfuerzos del sistema se centrarán en que esta no sea imputada, por el bien de la marca España, según los sabios expertos que dominan estos temas. Nosotros, mientras tanto, rezaremos si hace falta para que la Infanta se siente en el banquillo el día previsto: el día de la Mujer trabajadora, el 8 de marzo. Tiene tanta guasa la fecha, que ahora mismo sería una pena que no pudiéramos disfrutarlo.
Sólo 1 de cada 10 españoles cree ahora en la Monarquía, según las últimas encuestas, y una gran mayoría de españoles quieren que el Rey abdique. Y no es que todo el mundo se haya vuelto republicano, sino que la crisis ha contribuído, también, a señalar a la Familia Real y La Corona, sobre todo tras los últimos escándalos.
Ni republicanos ni monárquicos. Quedará alguno defendiendo sus ideologías en este campo, pero lo que la gente realmente quiere es que deje de haber privilegios para algunos. Y por fin una gran parte de la sociedad española se ha dado cuenta de que, a aquellos a los que adoraban e incluso esperaban por la calle, no son más que un grupo de pijos burgueses que viven a nuestra costa, y además con malas artes. Quizás no sólo los catalanes tengan que ejercer su derecho a decidir: quizás sería sano también que se pregunte a la sociedad española si quieren una monarquía, aunque suponemos que también debe ser ilegal preguntar algo así, no sea que salga que NO.
Y que nadie lo dude: el rey, por los que algunos sienten lástima tras su intervención pública el pasado lunes, hará lo que tenga que hacer para obtener el favor y el privilegio para su hija, por más fechorías en las que haya sido cómplice, se demuestren o no. No pensará en la unidad de los españoles, ni en el bienestar de nadie. Ni en la justicia, ni en la solidaridad, ni tan siquiera en la responsabilidad de su cargo.
De hecho, ese personaje extraño que los representa ha pedido que la justicia, en este caso, vaya rápida, puesto que la Familia Real está viviendo un calvario. Nadie ha corregido ni una sola palabra, con lo cual se debe dar por hecho que al resto de españoles, si la justicia les va con la penosa velocidad habitual, pues eso... que les den. Seguir apuntando que tampoco ningún miembro de la Familia Real ha dicho nada ni ha condenado ningún hecho de forma explícita y clara. Es de chiste ver como los medios de comunicación y algunos periodistas en especial siguen bailándoles el agua a estos personajes grotescos, alabando que la Familia Real haya respetado la decisión.
No, en 2014 tampoco veremos a nadie pedir perdón, y sí, en 2014 seguiremos asistiendo a un conjunto de hechos que tienen que abrir los ojos a los que aún no hayan querido abrirlos. Por eso pedimos, ya que nada va a cambiar, y el sistema seguirá utilizando todas sus bazas, mientras nos roban, mienten y engañan a la cara, que durante este año todo ciudadano apunte, bien apuntado, todo aquello que se vaya denunciando por sí mismo. Y que toda esta experiencia acumulada sirva para algo en un futuro: quizás no para nuestra generación, pero sí para transmitirselo a las venideras. Y que algún día se atrevan a hacer lo que nuestra generación, acomodada y cobarde, no ha tenido el valor de hacer ni en la peor de las crisis de las últimas décadas: rebelarse y cambiar un sistema podrido, sucio, mentiroso y corrupto.
El año 2014 no irá peor que 2013 porque es imposible. Pero hay algo seguro: los ricos seguirán siendo más ricos, y los pobres más pobres.
Feliz 2244 a aquellos que tengan la ocasión de vivirlo en España. Con un poco de suerte, algunos de los rasgos prehistóricos de este país clasista y gustoso de vivir en blanco y negro hayan desaparecido.
No soy un experto en la materia pero viendo lo que consumen y lo que aportan,aparte de sus irregularidades y demás creo que podríamos pasar sin ellos.
También acordaos con el vacile que se pegó el rey en su charla anual del 2012 cuando su mítica frase de todos somos iguales ante la ley(me quedé en el limbo ante semejante afirmación.)
Más mosquean los políticos y su corrupción,que sean tantos los corruptos,ya que la pena a la que se enfrentan es ridícula.En resumen les salen las cuentan por eso hay tantos casos.
Debería penalicarse más a los que roban por avarícia desmedida.(llamense Ulrangarín,o toda la larga lista de políticos,entre otros.)