Críticas de películas en CEC, inmediatamente después de su estreno. Cada semana, la película más destacada en los estrenos de la cartelera en nuestros cines. Y próximamente, 'el repaso' a todos los estrenos de la cartelera, por nuestro Equipo Cine de CEC, sin dejar de lado las películas más destacadas de todos los tiempos, y nuestras recomendaciones personalizadas de películas según tus gustos.
Esta semana, crítica de "Con derecho a roce". Esperemos vuestros comentarios, críticas y opiniones sobre "Friends with benefits"
Hace unas semanas aparecía un vídeo en Internet en el que una serie de personas le pedían a Justin Timberlake que aparcara el cine y volviera a la música. Por si no sabéis de qué os hablo, helo aquí...:
El video, como habréis constatado, era en plan cómico, pero no deja de expresar un sentimiento compartido por muchos. Y es que el cantante norteamericano no suelta gorgorito desde 2006 y ahora se dedica a hacer películas de poca monta como Bad Teacher o la que hoy nos ocupa, Con derecho a roce (Friends With Benefits, Will Gluck, 2011). Al pobre Timberlake haber participado en La red social no le ha subido los humos, no, le ha subido la incineradora entera y ahora va de megaestrella aspirante a divo de Hollywood. Y ese papel se le queda pequeño. Pero es el camino que él ha elegido, así que deberá pagar las consecuencias. Y hoy serán muy caras (¡chan, chan!). Porque si en Bad Teacher hacía de papanatas refriega tejanos contra el culo de Cameron Díaz, mira tu por donde en Con derecho a roc
e sigue haciendo de papanatas pero ahora se lo monta con Mila Kunis. Y lo cierto es que aquí al menos se quita los calzoncillos (con censura americana, claro), pero el papel de tonto no se lo quita nadie. Así que por haber tenido infinitas escenas de cama con la extraordinaria señorita Kunis y por estar más encasillado que una ficha de Trivial, señorito Timberlake, mi invectiva contra tu nueva película va a ser fulminante.
Y lo mejor de todo ¿sabes qué es? Que por un momento había creído que mi crítica iba a ser positiva y que te ibas a salvar por los pelos, pero, efectivamente, mis presagios se han cumplido. ¿Recordáis aquella película que se estrenó a comienzos de año que llevaba por título Sin compromiso? Si, aquella que protagonizaban otro papanatas, esto es, Aston Kutcher y la nosequéhacesenestebodrio Natalie Portman? Pues bien, Con derecho a roce coincide en dos cosas: la primera, que se aprovecha de una actriz del Cisne negro y la mete en una cinta muy por debajo de su talento; la segunda, que va de comedia romántica pro y acaba siendo el mismo pastelazo. Porque, para los menos puestos en el tema, Con derecho a roce va de dos jóvenes, Dylan (Justin timberlake) y Jamie (Mila Kunis) guapos, empresarios y residentes en Nueva York que deciden pasar más horas en la cama que en la oficina, pero sin que ello derive en relación amorosa alguna. Y se ha de reconocer que la película es valiente al plantear esa situación, como lo era Sin compromiso, porque al fin y al cabo ambas revelan una realidad de nuestro tiempo. Y tambié
n aciertan en tratar el tema abiertamente, sin que sea algo negativo, sino muy al contrario, como un asunto cotidiano, del que se puede hablar sin pelos en la lengua, o mejor dicho, con muchos pelos (lo tenía a huevo). El sexo es el sustituto del amor en la comedia romántica contemporánea. Eso es al menos lo que nos dice Con derecho a roce, cuyos protagonistas se ríen, literalmente, de los superfluos melodramas que nos ha vendido el cine y que son una antigualla inverosímil.
Y a la película se lo podría criticar que lleve el rechazo a ese modelo hasta límites que son igual de inverosímiles (y sino, atended a las extravagantes escenas de cortejo en medio del parque), pero es algo que, en el fondo, se le puede perdonar, porque hemos de aceptar su juego rebelde. Con derecho a roce se subleva contra la tradición y lo hace con decisión (aunque en la escenas de sexo la sábana siempre lo tape todo) y demostrando que la superficialidad de las relaciones humanas es un hecho verídico que la película sólo se limita a extremar por aquello de que estamos en el cine, esto es una comedia y mostrando a Timberlake y Kunis en paños menores suben la audiencia (y otras cosas). Pero lo que no se le perdona aCon derecho a roce es que traicione a sus propios principios y cuando nota que esa superficialidad ya no le interesa y no sabe explotarla, se vaya por los terrenos del drama barato y meta subtramas que no aportan nada (y alargan eternamente el producto). Porque, vamos, la historia del padre con alzhéimer puede ser muy conmovedora, pero provoca un contraste con la liberación sexual de la primera parte que te deja soberanamente descolocado. A partir de ahí, se inicia una reconducción hacia la comedia típica y tópica, y la chica se preocupa por el chico, él le cuenta a su hermana que no es la persona adecuada, ella lo escucha a escondidas, y bla bla bla, ya os sabéis el resto. ¿Por qué diantres Con derecho a roce no demuestra que realmente el happy ending no siempre existe? ¿Por qué Dylan y Jamie no siguen siendo amigos y siguen yéndose a la cama? Lamentablemente, los códigos de género se acaban imponiendo y el maldito beso ñoño cierra esta nueva tomadura de pelo. El amor triunfa otra vez y eso sólo me provoca una cosa: náuseas. Pero bueno, al fin y al cabo, hay mucha gente a la que este tipo de desenlaces les arregla el día, así que bien por ellos.
Se agradece al menos que, aunque la película sea excesivamente larga, no se tenga sensación de aburrimiento, fundamentalmente por dos motivos: uno, el guión, que por tópicos que tenga, tira de diálogos ingeniosos, como el de la primera noche que Dylan y Jamie deciden acostarse y exponen sus requisitos para hacerlo, y está plagado también de incisivos comentarios hacia series y personajes de nuestra generación. Porque la película se construye consciente de la época en la que se inscribe (la del Ipad, el Iphone y el Ileches) y eso le sirve para posicionar una cierta crítica a los inútiles hábitos de nuestro tiempo. Y en lugar de seguir por ahí y retratar lo vacuo de la sociedad en la que vivimos y las pamplinadas de las que todos participamos, pues no, la película va y se nos pone romanticona. Una lástima. Sobre la realización, no hay mucho que comentar. El director Will Gluck no tiene sello de autor ni nada de eso, y Con derecho a roce la podría haber dirigido él, su hermano o su iguana. Y esto también es una pena, sobre todo cuando descubres que Gluck es el responsable de Rumores y mentiras, con la fabulosa Emma Stone, una película que a diferencia de esta, no sólo se ocupa de ser rebelde en lo que cuenta, sino en cómo lo hace. Con derecho a roce empieza provocando un interesante juego de confusión por montaje, pero después, salvo una particular obsesión por tirar de movimientos de grúa en los momentos más insospechados, no hay nada más que merezca comentario alguno.
Image via Wikipedia
Y por lo que respecta a los actores, muy bien para Mila Kunis y regular para Justin Timberlake. Ella demuestra que tiene un talento natural para la comedia (aunque yo me empeñe en retener su imagen de Lily en Cisne Negro) y que si algún avispado director lo ha visto, la veremos en futuros proyectos de mayor envergadura. Es divertida, provocadora y tiene ese aire de pizpireta que te atrae inconscientemente (a parte de que, para que negarlo, la joven tiene una belleza deslumbrante). Interesante comprobar como Kunis encarna a una nueva mujer cinematográfica cada vez más segura de si misma, sin reparos en expresar su sexualidad abiertamente y superior al hombre en muchos aspectos. Claro que luego la cinta echa a perder ese progreso y recurre a los clásicos estereotipos de lacrimógena delante del televisor. Timberlake, por su parte, me parece más rígido, más frío, mas consciente de las frases de guión que debe decir y de querer regodearse con las mismas cuando sabe que está en plano. Además, en ocasiones resulta exageradamente expresivo (no más Jim Carreys, por favor), como para asegurarse que caerá bien a la platea. Y, muchacho, a mi cada día me caes peor. En cambio, soy un adicto a tu música, así que para que las cosas no se compliquen entre nosotros, coge otra vez el micro y arráncate con un What goes around, que ahí que sí que eras amo y señor del escenario (y sino, recuperad en Youtube su actuación en el Madison Square). Ha de reconocerse, eso sí, que la parejita Kunis/Timberlake funciona y que la peli aguanta en gran medida por la química que surge entre ambos, y a la que contribuye en mayor medida ella, eso que quede claro. Como principales secundarios, Patricia Clarkson, que interpreta a la madre de Kunis, y Woody Harrelson, que forma parte del equipo creativo de la revista en la que trabaja Timberlake. Se nota que ambos se han sumado al proyecto para echarse unas risas, porque sus personajes más irreverentes, extravagantes e inverosímiles no pueden ser. Una madre alcohólica con el ritmo nocturno de una quinceañera, y un homosexual de apetito insaciable. En fin, que si Meryl Streep hizo Mamma Mia, ellos también tienen derecho a relajarse un rato.
Esta podría haber sido una crítica sobre una película valiente capaz de introducir novedades en el género de la comedia romántica, capaz de decirnos que a veces las personas sólo quieren sexo y que por ello no son peores. Por el contrario, Con derecho a roce se conforma con ser una chorrada de domingo por la tarde que terminará siendo DVD (o Blue-Ray 3D HD) de fiestas adolescentes venideras. Eso es todo. Y la próxima semana, una intensa cura cinematográfica: Somewhere, de la por muchos denostada, y por mi admirada, Soffia Coppola.
ojodepez tiene un blog de críticas de videoclips: laculpaesdelamtv.blogspot.com