Lunes, 23 Diciembre 2013 17:17

Crítica y reflexión sobre 'Melancholia', de Lars von Trier

Escrito por  Publicado en Películas europeas recomendadas 2022-2023

Esta es la crítica que escribo con más miedo. Aquella cuyas palabras preferiría que se quedaran en mi cabeza. O mejor: que no existieran. Pero existen, y ponerlas sobre el papel es aceptar una verdad que no me ha gustado. Que me ha fascinado. Pero también me ha aterrado.

 

Melancholia

Cuando uno termina de ver Melancolía (Melancholia, Lars Von Trier, 2011) sólo puede admitir una cosa: estamos solos. Solos en este inmenso mundo en el que nos hemos inventado mil tonterías para ocultar la realidad. Solos incluso cuando nos rodean centenares de personas en medio de calle. Incluso cuando estamos con nuestra familia.

 

Somos criaturas solas en un planeta del que no sabemos nada. Y así estaremos hasta que todo termine. El resto, es puro artificio, puro espectáculo, pura mentira. Lars Von Trier ha servido en pantalla el relato más nihilista que ha podido dar el cine, al menos el cine contemporáneo.

 

Una película que está muerta desde el primer minuto y que respira calma, silencio, desolación, muerte en cada fotograma. El prólogo, de nuevo con el hiperralentizado que Trier estrenó en la anterior Anticristo, así lo atestigua: estamos a punto de ver un cadáver. Melancolía es un epitafio a nuestro tiempo. La prueba de que todo termina. Y nosotros estamos solos.

English: Lars Von Trier promoting

English: Lars Von Trier promoting "Melancholia" at the Cannes film festival (Photo credit: Wikipedia)

Trier ha construido su película como una crónica de ese fin a través de los ojos de dos hermanas: Justine y Claire, que representan distintas actitudes frente al Apocalipsis, representado aquí por la colisión de un planeta. La primera, el día de su misma boda, se sume en un sopor extraño. Los invitados creen que quizás se encuentra mal, pero el estado de Justine trasciende lo meramente físico. Lo que le pasa a la joven es que se da cuenta de lo absurdo de Todo: del querer quedar bien, del protocolo, de todo lo que dicta la ley. Y no es curioso que su cambio de actitud se produzca en el contexto de una boda.

El enlace matrimonial es un acontecimiento intrínsecamente ligado a la sociedad, la civilización; de hecho está pensado para que ambos conceptos y sus normas se perpetúen. Justine no quiere contribuir a ello, escupe sobre la civilización y ejerce la libertad como último baluarte para sentirse viva: deja a su marido, fornica con un joven al que acaba de conocer, insulta a su jefe y, al fin, destroza el bodorrio. Y también su futuro. Porque, ¿qué sentido tiene pensar en el futuro cuando el presente se deshace? Atrapada en ese sentimiento, Justine se va debilitando cada vez más, su cuerpo ya no responde, es sólo una masa informe, adormecida, a la que los demás deben de ayudar a andar. Sucede como si Justine dejara de ser adulta, volviera a ser una criatura que sólo come y duerme.

De ahí que la película la asocie con el origen a través de la naturaleza, lugar en el que la joven busca la luz de Melancolía, el planeta que terminará con todo, con todo lo que ella detesta, con un mundo que no la entiende, no la escucha, y sólo la obliga a sonreír y a comportarse como es debido. Por ello, a medida que Melancolía se acerca, Justine se vuelve más fuerte, más convencida de sus palabras, más dura con los que siguen empeñados en mantener la felicidad del mundo cuando es evidente que éste se precipita al vacío.


 

Lars von Trier

Lars von Trier (Image via RottenTomatoes.com)

Sucede todo lo contrario con Claire, que en vísperas de la colisión pierde la esperanza, pero no de modo indiferente, sino como algo terriblemente doloroso. Para ella, el fin de los tiempos es el fin de una vida que había intentado construir milimétricamente, el fin de su familia, de su historia. Claire se nos presenta como la hermana cuidadosa, responsable, preocupada hasta el último detalle para que todo salga según lo previsto. Ella pertenece al mundo social, el mundo que Justine detesta, pero que ella cree necesario para el bienestar de la comunidad.

Obviamente, si Justine es puro nihilismo, Claire viene a ser el idealismo, y de este modo, siempre intenta reconducir los problemas para no asumirlos como tales y para poder sentirse satisfecha de algún modo. Si no puede bañar a su hermana porque ésta se duerme en el bordillo, ella lo interpreta como un ensayo para que al día siguiente finalmente consiga lavarla. Esta actitud de positivismo enfermizo se exacerba por influencia de su marido, John, que vendría a ser la encarnación de la razón y la lógica. John niega permanentemente que Melancolía vaya a colisionar con la Tierra, porque asumirlo sería negar la ciencia, lo exacto, el saber. John, como hombre, es el patriarca de una Historia que se ha construido a base de teoremas, teorías y dogmas inapelables y que sirven para apaciguar los miedos del pueblo. De ahí que cuando Melancolía revele su verdad, su caída sea inevitable.

El planeta sí colisionará con la Tierra. Los científicos se han equivocado. John debe morir. El caos, el desorden que representa Melancolía lo ha vencido. Y con su muerte, Claire se sume en el miedo. El miedo que Justine ha sabido digerir en forma de indiferencia. El mismo contra el que Claire no se sabe enfrentar, sólo sabe huir. Ella no consigue construirse un refugio lejos de este mundo absurdo como sí lo ha hecho Justine. Pero su hermana le ofrecerá en un último instante la posibilidad de vivir las últimas horas del mundo dentro su cueva, una cabaña hecha con cuatro palos donde, por segundos, se crea una nueva civilización. Una alternativa a nuestro mundo. La semilla de algo que Trier quizás cuente en otra película.


 

Lars Von Trier, winner of the Palme d'Or at th...

Lars Von Trier, winner of the Palme d'Or at the event (Photo credit: Wikipedia)

El realizador danés demuestra en esta película que, efectivamente, es uno de los mejores directores de cine de la historia, digan lo que digan y le pese a quien le pese. Sólo el prólogo ya demuestra con creces que Von Trier puede ser un provocador, pero también es un genio. Imágenes que parecen sacadas directamente de los sueños, planos de una belleza que ahoga, una joya que, de igual modo que la introducción de Anticristo, merecería un análisis a parte.

 

A lo largo de la película, los misterios de ese prólogo se van descifrando en dos partes dedicadas a cada hermana. En esta película, como en Anticristo, Trier vuelve a jugar con el contraste entre espacios interiores en los que el individuo se siente recluido y angustiado, y lugares exteriores, en los que puede expresarse con mayor libertad y dejar que su alma revele su oscura verdad. Esto es especialmente notorio en la parte dedicada a Justine, en donde Von Trier consigue sumirnos en una suerte de hipnosis a medida que la joven avanza por los pasillos desangelada y luego se pierde por el campo de golf. La segunda parte no hace sino incrementar esa sensación de progresiva anestesia, si bien el director sabe equilibrar ese efecto con dosis de increíble tensión.

Y no lo hace con mutilaciones y gritos como en su anterior film, sino a través del espacio, la luz, la composición de los cuerpos; hay una meditada puesta en escena pensada para que el público comparta esa visión de que todo termina y no hay salida posible. En muchas ocasiones me ha recordado al Last Days de Gus Van Sant; como en ésta, Von Trier convierte la casa en una tumba silenciosa y deja que sus personajes cadáveres se vayan impregnando de su propia muerte. Lo hacemos también nosotros, acompañados por una genial banda sonora que sabe expresar perfectamente el sentimiento de extrañeza, de profundo misterio que reina en la película.

Y llegamos ya al apartado de actuación. Trier en esto es un maestro y no hay actor que trabaje con él que no salga por la puerta grande. Precisamente por eso, si el pasado año me dije a mi mismo que si Natalie Portman no ganaba un Oscar por el Cisne Negro me personaba delante de la Academia de Hollywood, este año repito lo mismo pero con la señorita Kirsten Dunst.

 

Melancholia (2011 film)

Melancholia (2011 film) (Photo credit: Wikipedia)

La joven es la única y verdadera estrella de esta película, y a ella le debe agradecer Von Trier que Melancolía consiga el tono deseado; porque él puede ser un genio, sí, puede poner todos medios que necesite, sí, pero si su actriz no hubiera estado a la altura de lo que él exige emocionalmente en este film, ahora estaríamos hablando de un estrepitoso fracaso. Y lo hubiera sido por lo que decimos, porque Melancolía exige a Dunst un recorrido emocional enorme, un desgaste físico aún mayor y una conexión con cierta dimensión psíquica que por lo general no se pide a los actores. Y Dunst cumple, y vaya si cumple: está sencillamente soberbia, consigue que el espectador se crea a su personaje y lo peor, que crea su verdad y, poco a poco, comparta el sentimiento nihilista que ella representa. Dunst merece un Oscar por ser capaz de resolver extraordinariamente un trabajo de introspección humana que le va a valer muchos más trabajos, seguro. La joven también debe estarle eternamente agradecida a Trier; él nos ha descubierto que puede ser mucho más que una chica Spiderman.

 

Melancholia PosterPor su parte, repite con Trier Charlotte Grainsbourg, interpretando a Claire; valga recordar que ésta se llevó el premio a mejor actriz en el Festival de Cannes de 2009 por Anticristo, premio que consiguió Dunst en la pasada edición por Melancolía, así que Trier parece tener un don para esto de dirigir actrices. Grainsbourg también se sale, pero está mucho más comedida durante buena parte de la película, algo que supongo que ella agradece porque la explosión emotiva que le pidió Von Trier en Anticristo tiene que dejar secuelas de por vida. Durante la primera parte, mantiene un rol bastante discreto, y es a partir de la segunda donde verdaderamente su personaje se descompone y afloran todos sus miedos. Lo que me gusta de Grainsbourg es que es una actriz con una tremenda capacidad de ser natural, alguien que no tiene que forzar los sentimientos; surgen sin más porque sabe digerir lo que el director le transmite para cada escena. Suya es la responsabilidad, en el tramo final, de que el espectador sienta el pavor del ocaso de los tiempos, y puedo confirmar, que así se siente.

 

Por lo que respecta a los secundarios, Kiefer Sutherland, como John, el esposo de Claire, es el que goza de más minutos en pantalla. El actor borda la fría razón del personaje y, junto con Grainsbourg, consiguen transmitir esa falsa esperanza de que no va a pasar nada cuando en realidad todo se derrumba a su alrededor. Alexander y Stellan Skarsgård, como esposo y jefe de Justine, respectivamente, aparecen durante la boda, y contribuyen a establecer los primeros conflictos y a que Dunst a empiece a despuntar.

 

Sólo hay un personaje que por un momento se come a Kirsten en pantalla, aunque tampoco es algo grave porque precisamente así debía quedar establecido en el guión: Charlotte Rampling, como la madre de Justine y Claire, tiene unas pocas líneas de guión pero cuando las dice es la reina de la función. Su dureza, su ironía, su perversidad impresionan, generan en nosotros esa extraña percepción de miedo y fascinación, que también siente Justine, y que serán el detonante, sin duda, de su espaldarazo a ese mundo que estaban construyendo para ella y al que ella dice basta.

 

Melancolía es eso. Un basta en mayúsculas. Un tiempo muerto. Trier nos invita a cambiar nuestra visión sobre el mundo y a regresar al lugar del que vinimos, para, desde ahí replantear las cosas. No es extraño que en algunos momentos Melancolía recuerde a El árbol de la vida. Ambas son un viaje a lo más profundo del alma, a la esencia misma del Universo, para descubrir la verdad sobre el hombre y sobre su historia. Y es cierto que el mensaje de Trier puede resultar pesimista, pero no es menos cierto que el colapso de nuestra época exige pasar por ese estado de melancolía, de tristeza, de duda y, desde ahí, asumir que morir es algo bueno si eso nos permite cambiar y ser mejores. Lars Von Trier puede ser un provocador, pero también es un profeta. Y de los buenos.

ojodepez tiene un blog de críticas de videoclips: laculpaesdelamtv.blogspot.com

 

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