El siempre polémico director danés, Lars von Trier, presentó a finales de enero, en el Teatro Real de Copenague su nueva cinta “Snakke med min hane”, en la cual entabla un monólogo sarcástico de más de tres horas de duración con su propio pene. Esta película, de momento, no tiene posibilidad de exhibición en nuestro país.
“Estaba orinando cuando me quedé fijamente mirando mi pene. Lo agarré hasta que se puse muy rojo y pensé: aquí hay una película”
Los pocos espectadores que pudieron acudir a la presentación de la película aplaudieron durante más de diez minutos al director a la conclusión de la proyección. El filme apasionó sin duda a algunos, que se mostraban eufóricos, “es el mejor pene que he visto en mi vida.” En cambio otros no podían ocultar su rechazo y abandonaron la sala a los pocos minutos, tras una dura imagen del pene de Von Trier siendo untado en crema de cacahuete. La crítica, en cambio, se mostraba más favorable a la película, que muchos califican ya como el “mejor discurso existencialista del siglo XXI”.
La cinta retrata de forma cruda y directa la relación de amor/odio que se produce Von Trier y su pene. El director/actor se desnuda tanto por fuera como por dentro en una interpretación fuera de lo común. El relato inexistente no hace más que realzar los tremendos matices de un personaje que en el fondo es el propio director. El clima enfermizo en el que nos envuelve se va volviendo progresivamente agresivo a medida que se avanza, hasta llegar a límites realmente dolorosos, cuando Von Trier golpea su pene con su zapato. Sin duda, toda una metáfora existencialista sobre la imagen, la dirección y el papel que como seres humanos tenemos en nuestra existencia.
La iglesia denuncia la comparación del pene de Trier con el de Dios.
Pese a que la cinta tuvo una exhibición reducida, limitada básicamente a cines de arte y ensayo e incluso algún teatro, no ha tardado en saltar la polémica. La Iglesia Luterana de Dinamarca denuncia que varias de las imágenes de la película comparan el pene de Von Trier con el de Dios, y que hay varias eyaculaciones sobre símbolos sagrados. Lejos de apaciguar las críticas, el director se reafirma en sus ideas, “el pene es lo más sagrado que tenemos. El resto, lo hace la cámara.” Varias distribuidoras internacionales no han tardado en anunciar acuerdos con el director. Pese a todo, Lars Von Trier se ha negado a firmar contratos con varias productoras de contenido para adultos, interesadas en la distribución de la polémica cinta.
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