La movida madrileña fue una etapa de la transición española totalmente necesaria que cambió por completo el país. Pasamos de un periodo gris, a una etapa llena de color. Pero la movida madrileña no fue solo física y estética, e incluso me atrevería a decir que no fue solo música. Fue el percusor de un cambio de mentalidad, de un cambio de ver la vida, un cambio en la cultura y un cambio en la sociedad.
A día de hoy (y de momento hasta el día 30 de abril), “A quién le importa”, en el teatro Arlequín, quiere rendir homenaje a este período tan importante de nuestra historia a través de una de tantas micro-historias que formaron la movida. La experiencia es divertidísima e increíble: recomendadísima. Te contamos por qué...
Se nos cuenta la historia de Óscar, que despierta en una camilla de un hospital de unas monjas muy especiales a las órdenes de una fabulosa Sor Yvonne, y que recordará, en medio de una maraña de drogas y psicotrópicos su propia historia personal, contada a través de las más míticas canciones de la movida. Mediante sus desvaríos conoceremos a su gran amor, Camila, y a dos personajes que marcarán su vida: Fabiolo y Ángel.
Sin embargo, la sinopsis del musical realmente es lo menos importante; y es que este musical no es un musical al uso. Para empezar, y nada más entrar al teatro, te encontrarás con un fabuloso maestro de ceremonias, interpretado por un magnífico Tony River que marcará el tono de la obra completa. Te invitará a reír, a bailar, a cantar… ¡y a hacer fotos! “A quién le importa” no es un musical normal y corriente, porque tendrás a los actores actuando por todo el teatro, sin limitarse al escenario (y sin molestar al público), tendrás al regidor formando parte de alguna de las bromas, e incluso tú podrás zambullirte en la obra cuando decidas formar parte del gigantesco concierto en el que se convierte el mismo teatro.
Además, con un reparto de apenas 10 actores, realmente el protagonista es el hilo conductor de la historia, pero no la estrella del firmamento sobre la que rotan el resto de actores. Cada uno tiene un momento para brillar con luz propia de forma individual… ¡y vaya si lo hacen!, una escena entera para Ángel (interpretado por Iván Santos) que te pondrá los pelos como escarpias con su magnífica voz y con un juego de luces que harán las maravillas del espectador… varios personajes para Yvonne (interpretado por Laura Artolachipi) que harán que olvides que se trata de una sola actriz, e incluso pequeños momentos de solos para los personajes “menos principales”, como el de Hugo Ruiz, que en una escena en la playa te dejará con la boca abierta y con ganas de que su personaje tuviera más presencia.
¿Qué quieres más? Pues si los secundarios son increíbles, el dúo principal son maravillosos. La química que respiran los dos solo queda superada por sus increíbles voces y sus actuaciones. Cristina Esteban despierta su lado más salvaje con unas coreografías divertidas, excitantes y espectaculares.
¿Te quedas con ganas? Pues también tienes en el teatro la posibilidad de tomarte algo, de ver arte, de cambiarte de pelo al más puro estilo ochentero, o de tomarte una Cocacola light (patrocinadora del musical) que te regalarán a la salida.
¿Sigues dudando en ir a verlo? Precios muy muy asequibles y más si vas en grupo. Aquí tienes un enlace a las entradas, compruébalo tu mismo.
¿Todavía nada? Pues te queda saber que, además de ser un espectáculo diferente, canalla, divertido, sin complejos y me atrevería a decir que sin vergüenza ninguna, también demuestran su lado solidario con el programa integra de coca-cola mediante el cual, 12 chicos y chicas con riesgo de exclusión social tendrán su oportunidad de trabajar en el teatro prestando servicios de atención al público, producción y vestuario.
¿Que sigues pensándotelo? ¿En serio te vas a perder la última actuación de Sara Montiel? Increíble…