Stephen King escribió un fallido remake americano de la serie que se tituló "Kingdom Hospital"
Un hospital moderno localizado en un antiguo pantano que oculta unos secretos demasiado terribles para poder ser desenterrados.
Con la excusa de unas intrigas más o menos desquiciadas que conectan con el mundo de lo paranormal, el director vuelve a hablarnos de nuestra condición humana, que siempre acaba siendo la más terrorífica.
Abstenerse todos aquellos que les cueste disfrutar más allá de un guión convencional y/ó lineal, es decir, de una historia con principio y fin
Manténgase la serie alejada de los que necesitan responder todas las preguntas e intrigas: el único objetivo es crear situaciones para analizar el alma humana y provocar distintas interpretaciones
Cada capítulo concluye con una intervención del propio director en forma de reflexión satírica cargando contra todo, incluso contra las series.
"Riget" ("El Reino", "The Kingdom"), es una serie de culto que consta de dos "temporadas" de cuatro partes cada una, y fue dirigida entre los años 1994 y 1997 por el a veces genial, a veces excesivo, realizador Lars von Trier. En el 2004 Stephen King escribió un remake estadounidense de la serie que se tituló "Kingdom Hospital". Pero como suele ocurrir con las ideas que no son originales, esta nueva vuelta de tuerca al guión original del maestro danés no acabó de ofrecer lo que prometía.
Así que vamos a centrarnos en "El Reino" ahora que sabemos, en noticia de última hora, que la serie va a volver para una tercera y última temporada. Se trata de una extraña producción danesa ambientada en un hospital moderno localizado en un antiguo pantano que oculta unos secretos demasiado terribles para poder ser desenterrados.
Las imágenes de archivo de dicho pantano protagonizan la cabecera de la serie, y la introducción que se hace con la voz en off en cada capítulo, ya despierta nuestra curiosidad: como podréis comprobar a continuación, está muy bien hecha e inspirada.
No se trata de una serie de terror, a pesar de que se juegue con la idea de que ciertos espíritus habitan por los pasillos de dicho hospital. Se trata, una vez más, de una punzante comedia negra del genial director de obras maestras como "Bailar en la oscuridad" ó "Dogville". Con la excusa de unas intrigas más o menos desquiciadas que conectan con el mundo de lo paranormal, el director vuelve a hablarnos de nuestra condición humana, que siempre acaba por ser la más terrorífica.
El contenido es fuerte y poco digerible. Los detractores de Von Trier deben abstenerse de verla, y también todos aquellos que les cueste disfrutar más allá de un guión convencional y/ó lineal, es decir, de una historia con principio y fin: este no es el objetivo, al igual que tampoco lo es resolver las diversas intrigas y preguntas que el director abre con el fin de crear situaciones en las que los seres humanos muestren todos sus defectos y maldades.
Podríamos definirla como una serie bizarra no apta para todos los paladares. Estamos ante una nueva indagación en los misterios del alma humana, una nueva denuncia de los abusos del sistema, una nueva broma perversa con la que uno se puede reír, extrañar o analizarse como persona. Aquello que mueve a los seres humanos a hacer atrocidades siempre sale de un trauma, de un deseo, de una marginación, de un rechazo... y este es el único gran terror de la serie y de la vida.
The Kingdom (TV miniseries) (Photo credit: Wikipedia)
Cada capítulo concluye con una intervención del propio director en forma de reflexión satírica, y aunque tan sólo se trata de un minuto de duración, Lars aprovecha para cargar contra todo.
Incluso contra las series, riéndose de aquello que nos pasa a muchos cuando un episodio termina: ese cliffhanger final, esa intriga que nos engancha al aparecer los títulos de crédito y saber que hay que esperar hasta la próxima entrega.
Otra de las constantes de esta despedida es analizar las posiciones que toman cada uno de los personajes respecto al bien y al mal, las cuales irán cambiando en función de sus intereses o necesidades, demostrando que cualquiera de nosotros puede saltar de un bando a otro en función de las circunstancias que vayan presentándose en su devenir.
El crescendo es permanente, aunque al espectador medio le costará ponerse delante de la pantalla cada vez que tenga que empezar un capítulo, que suelen rondar los 80 minutos por entrega.
La serie crea diversas sensaciones contrapuestas, con lo cual podemos intuir que el genio de Dinamarca nos está manipulando el cerebro e incluso las emociones. Y aunque hay que señalar sin miedo que no estamos ante una serie perfecta, algo que tampoco busca en ningún momento, sí que es una rara avis muy a tener en cuenta para aquellos seriófilos buscadores de piezas preciosas o exóticas.
Exótica, sí... Con este adjetivo logramos definirla mejor. Así es "Riget", una serie en la que Von Trier pone a prueba la paciencia y la imaginación del espectador. Una mezcla de géneros narrativos y de estilos de rodar del siempre inquieto e inquietante creador del tan polémico manifiesto Dogma, por el cual se ganó muchos enemigos que, en secreto, siguen admirándole.
A ti, espectador inquieto, que tras leer este texto ya has decidido que vas a ir a por ella...
Presta mucha atención a las irrupciones recurrentes de un chico y una chica con síndrome de Down. Es a ellos a quien Lars les ha dado la llave de todas las respuestas, aunque éstas sean muy crípticas. Ellos conocen todo lo que está pasando con el personal que deambula por el hospital, aunque siempre les veremos aislados. Emiten sus opiniones, refuerzan los argumentos y son los únicos que conocen cuáles son los misterios reales del alma humana, que a la postre son los que provocan todas las situaciones de la serie. Imposible más subversión. NO TE LA PIERDAS.