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(Puede contener spoilers si no estás al día con las temporadas de las series mencionadas)
Llamadme pecadora, porque lo soy, porque hay determinadas series que me incitan a faltar, ya sea por pensamiento, palabra, obra u omisión. En esta confesión pública, debo reconocer que personalmente mis siete pecados capitales son estos:
1. Lujuria.
Sin ninguna duda quien más y mejor ha despertado mi líbido es Lost (me cuesta llamarla Perdidos porque me recuerda a cierto reallity que ha imitado hasta la saciedad la estética de la serie, tanto en fotografías promocionales como en las promos, digo yo que eso también debe ser pecado). No sé si es ese ambiente húmedo y selvático pero toda la serie me parece un espectacular y gran pecado.
Personajes llenos de buenos y malos deseos, de ying y yang, capaces de lo peor y lo mejor , llegando al culmen cuando Sawyer y Kate son apresados y encerrados en la jaula por los Otros, dejándose arrastrar por la pasión del “no hay mañana”.
Claro, que no se puede pasar por la lujuria sin hacer un hueco de honor a True Blood, y no como cabe esperar solo en los vampiros, tan proclives a los excesos sangrientos, tan hedonistas ellos, sino en humanos, cambiantes y demás seres que habitan en “ Bom Temps”, esa nueva Sodoma que llega al paroxismo en los capítulos de la segunda temporada, donde una Ménade (Maryan) se instala en el pueblo organizando una orgía sin fin. Reconozco que el personaje de Erick tiene un morbo explícito para mí. No se puede ser más guapo.
2.Gula.
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Se me antoja que 5 Hermanos o brothers & sisters podría identificarse con varias de sus formas. Una muy buena serie con un mal título. ¿A quién le apetece ver algo que se llama cinco hermanos y que ni siquiera son cinco, que en realidad son más? ¿Cómo adivinar que va de cuestiones muy humanas y que tiene un enorme sentido del humor? La matriarca de la saga, Sally Field, lo intenta arreglar todo con una buena comilona que, por h o por b, termina siempre siendo una batalla campal.
Dean Winchester (Supernatural) y la comida basura es otro fiel reflejo del pecado. Esas hamburguesas que se ventila en dos bocados dan ganas de comer en uno de esos hoteles de carretera que frecuentan. .. y si volvemos a Lost, el capítulo donde toda esa comida de iniciativa Dharma que la tiene que controlar Charlie, o Hugo que me gusta más, es otro canto a la Gula.
3 Avaricia.
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Obviamente uno de sus buques insignias en este momento es Juego de tronos. Esta serie que no me gustó hasta la mitad de su primera y única de momento temporada, habla del ansia de poder, matar por poder. De la Codicia. Francamente en una serie tan ambiciosa como esta se encuentran todos los pecados, pero hablo en concreto de todo lo que se puede y no se puede hacer en nombre de un trono, del dominio de una nación, de sus gentes, de la crueldad para conserguir el mando, por mantener un secreto.
Si nos retrotraemos en el tiempo, podríamos añadir una serie tan magnífica como “hombre rico, hombre pobre” donde dos hermanos llevados por el impulso de la codicia entre otros, verán desarrollar sus vidas con distinta suerte.
4.Pereza.
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Este es uno de mis pecados por omisión. Me pasa cuando intento ver series nuevas, a veces recomendadas, a veces no. Con Héroes me dio una pereza tremenda pasar del octavo capítulo y relegué a la “animadora” y demás seres con poderes al baúl de los recuerdos, solo me gustaba el japonés, qué personaje más bueno…
Lo he hecho más recientemente con Flash Forward o con Crónicas vampíricas, que me duerme, y lo intento en serio que sí, pero ni modo. El santuario, que no me incita en absoluto a seguir pese al niño con tentáculo que tampoco es el colmo de los colmos como reclamo. Últimamente le estoy echando muchas ganas a Falling Skyes, pero de momento sigue siendo un acto de amor hacia mi marido, que le encantan este tipo de series. Hay muchas más, pero no quiero herir más susceptibilidades que ya me debo haber cargado unas pocas. No digo que sean malas, solo que me dan absoluta pereza meterme en su trama.
5.Ira.
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La ira está presentes en numerosas series, creo que casi ninguna se libra de ella, desde los Simpson, South Park o Tom y Jerry.
Mentes criminales por los casos de trastornos mentales tiene muchos capítulos en que se trata este asunto, más en sus protagonistas que en los asesinos en serie, auqneu también los hay iracundos..
Espartaco ,sangre y arena es otro ejemplo. Allí por menos que nada ruedan cabezas ante un airado o no comentario, y el desenlace de la primera parte es un ataque de ira-venganza orquestado precipitadamente (no se sabe si los aliados lo son o no) al final. Supernatural es otro ejemplo. ¿Cómo no va a haber ira en una serie que habla de demonios y del Apocalipsis?
Y una ira muy personal y particular: la mía ante el final de Prison Break. Vamos, no me jorobes que después de tanto padecer se cargan al protagonista y dejan vivo al hermano lelo. No lo perdonaré en la vida. Todas esas temporadas siguiendo con admiración las andanzas de Michael Scofield para que al final, de la manera más inopinada, se lo cepillen.
6.Envidia.
La envidia es un pecado tan extendido que también se podría generalizar en casi todas las series, pero citaré One tree hill, una muy regular serie donde este capital defecto se puede cortar como un queso de bola.
En Modern Family también podemos distinguir mucha envidia, sobre todo de Claire por Gloria, la voluptuosa y temperamental esposa de su padre o de Cameron por su novio Mitchel.
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7.¡¡Soberbias!! : Fringe y Breaking Bad. Porque son eso: soberbias, magníficas, inmejorables.
Y no hay más que decir.
Hago acto de constricción y espero que nadie se haya ofendido y es que es lo que yo digo, para gustos, las series. Y que haya para divertirnos por muchos años.