Que Sherlock Holmes es uno de los personajes más populares de la ficción universal de todos los tiempos es tan innegable como que siempre lo hemos asociado a una época muy concreta, debido en buena parte a que todas las adaptaciones cinematográficas y televisivas han respetado los cánones y el original de Sir Arthur Conan Doyle. Todo ello hacía que plantearse una actualización del detective más famoso de la historia fuese prácticamente una loca utopía.
Por suerte, los señores de la BBC no deben pensar lo mismo porque justamente eso es lo que han hecho: trasladar al inmortal personaje al Londres actual. El Sherlock de 2010 no fuma en pipa pero utiliza parches en los brazos porque la nicotina le ayuda a pensar, mantiene intactas sus impresionantes capacidades deductivas (y las explica en una página web), envía SMS continuamente e incluso utiliza el GPS del móvil del asesino de turno para localizarlo vía Internet. Vamos, un Sherlock 2.0 explicado en 3 episodios de 90 minutos cada uno.
De todas formas, eso no dejaría de ser una simple anécdota simpática y sin suficiente base como para crear una serie, si no fuera por otros elementos. Uno de los principales, evidentemente, son los casos que debe descifrar Holmes (con su inseparable Dr. Watson, por descontado): un asesino en serie que hace que sus víctimas se suiciden, una serie de asesinatos con el denominador común de unos misteriosos símbolos chinos, y un criminal que coloca chalecos explosivos a sus víctimas y da plazos a Sherlock para que descifre una serie de enigmas antes de que exploten.
Mención especial se merece Benedict Cumberbatch, el actor elegido para interpretar a Sherlock. Es cierto que tiene una cara tan rara como su nombre, parece una mezcla imposible de vampiro y cantante de rock alternativo, pero la solvencia y la comodidad con la que interpreta a un personaje tan complicado como Sherlock Holmes es increíble. Espectacularmente inteligente, egocéntrico, asexuado, excéntrico, poco amigo de las relaciones sociales y de cualquier aspecto que no esté relacionado con su trabajo, el Sherlock moderno respeta la esencia del original porque mantiene sus rasgos básicos. Y el resto es simple habilidad y talento de los guionistas y productores.
Quizás los puristas se pondrán las manos en la cabeza cuando vean el tratamiento que se le ha dado a este Sherlock y lo comparen con el clásico. Es su problema. La adaptación que ha hecho la BBC es absolutamente espectacular y 100% entretenida, la mejor demostración de que entretenimiento y calidad no tienen por qué estar reñidos. Los creadores de la serie explican que “otros detectives tienen casos, mientras que Sherlock Holmes tiene aventuras”. Y esta premisa se nota: acción, misterio, suspense, unas gotas del mejor humor británico... Me atrevo a decir que cualquiera de los 3 episodios de Sherlock son (mucho) mejores que la inmensa mayoría de las películas que podemos encontrar en cartelera.
Tony Soprano colabora en culturaencadena y además tiene su propio blog sobre series (en catalán): https://seriegem.blogspot.com/
Qué bien está la ficción británica en estos momentos, por DIosssssss!!! Yo creo que esta vez, sí van a conseguir ponerse, casi, al nivel de la ficción USA, que no pasa por el mejor momento que digamos.