El cantante norteamericano Lou Reed, cantante y compositor de rock, considerado el padre del rock alternativo, primero como líder del grupo The Velvet Underground y luego en solitario, ha fallecido este domingo a los 71 años, según ha informado la revista Rolling Stone en su edición estadounidense.
Enormemente influyente en el art pop desde la década de 1960,nos detenemos, a modo de homenaje póstumo, en uno de sus discos más importantes: Berlín.
Cover of Berlin
"Berlin" es la obra conceptual más macabra y oscura de Lou Reed y también posiblemente de la historia del rock; en ella se narra la historia de tres personajes a los que la droga está haciendo pedazos.
Una obra autobiográfica que se editó censurada en España, lo cual añadió todavía más morbo al asunto. Contiene canciones magníficas como "Lady Day" (dedicada a Billie Holiday) o "Caroline Says", que al igual que el resto de canciones son un puzzle de dolor y desesperación.
Podría haberse llamado "Another side of Lou Reed". Directamente del rock vistoso y lentejueril de "Transformer" a la conceptualidad macabra sin pasar por la casilla de salida, directo a un paraje de profunda desolación y desesperanza. No hay nada divertido en las historias de almas a la deriva, y si además te lo cuenta Lou Reed puedes resultar herido en la tuya para siempre. Un disco que sobresale por su poesía, por su pureza y que debemos oír de un tirón.
Lou Reed es tan extremadamente fiel a sí mismo que a veces llega a aburrir, poco dado a la experimentación, ha mantenido una línea constante a lo largo de su carrera discográfica, es de todos sabido que su mérito principal, el que lo ha convertido en un icono de la cultura rock, es su inigualable talento para crear historias, basadas en su aguda visión de la sociedad en que vive, además de ser un poeta, en toda la extensión de la palabra.
"Berlin", su disco de 1973, tercero en su carrera de solista es una grabación extraordinaria en la carrera de Reed y en la historia del rock, las mismas historias y la misma forma de construir las canciones de siempre, pero con arreglos distintos que lo convirtieron en toda una joya discográfica. No se trata de arreglos vanguardistas o experimentales, ni tampoco de formas musicales para suavizar la virulencia y oscuridad de las canciones de Reed para hacerlas más vendibles. Solamente se trata de poner instrumentos, sonidos o coros en el lugar y momento adecuado, para darle otras tonalidades a las típicas canciones de Lou.
En 1973, tras el seminal "Transformer", Lou Reed facturó este artefacto sonoro, uno de los discos más desgarradores de la historia del rock. "Berlin" narraba la tremenda relación sentimental de los yonkis Caroline y Jim con canciones tan bellas como tristes; "Caroline Says" trata la violencia, "The Kids" presenta la prostitución y la adicción a las drogas y "The Bed" plantea el suicidio. Como vemos, es un viaje que nos adentra a la parte oscura de Berlín, aquella que un consumado turista nunca visitaría, con las drogas como telón de fondo, pero sin la necesidad de coger un avión ni de padecer registros inútiles.
Reed se adelantó a su tiempo en la elección de estos temas. La música popular no se pondría a su altura hasta la aparición de los punks, entre mediados y finales de los años 70 del siglo XX; pero incluso entonces sus canciones eran únicas: ya fuese entre guitarras distorsionadas o suavemente melódicas, Reed cantaba sobre las cosas desasosegantes, o incluso sórdidas, que otros letristas no trataban. Esta intención se percibe desde el primer momento con ese piano que parece haber sido sacado de un disco de Tom Waits.
Un piano que corresponde a la canción que abre, da nombre al disco y que de paso nos introduce en la atmosfera que respiraremos a partir de ahora. Sigue una brillante "Lady Day", con el Reed de siempre homenajeando a un personaje de otros ámbitos; en ese caso y como ya hemos mencionado antes la figura de la inmortal Billie Holiday es la aludida. De esta pieza pasamos a "Men Of Good Fortune", donde hasta el dolor de las vidas arrastradas por las drogas parece volverse real por momentos, y a "Caroline Says". Sin duda, esta última es una canción grandiosa, fluida, emotiva y con arreglos de flauta y clarinete, que muy discretamente le dan un matiz y un sabor especial.
En muchas piezas del álbum, las trompetas y los saxofones añaden un apropiado toque soulero o de blues que todavía las hace sonar mejor. "The Kids" es sencillamente una gran canción, para figurar en cualquier antología de las mejores de la historia, con esa estructura bluesera que va subiendo en intensidad junto a los llantos y gritos de unos niños que acompañan el momento del clímax. No es la más indicada para personas extremadamente senisbilizadas, que quizás no puedan soportar los gritos de estos niños llamando a su madre yonki en mitad de las palabras de Reed; pero en definitiva sólo es poesía cruda y realista a más no poder.
Para cerrar de forma perfecta, está "Sad Song" con su arreglo de cuerdas y una estructura a lo "Hey Jude"; que empieza como una canción triste, lenta y melancólica que va creciendo para terminar con un coro reiterado que recuerda el final de la famosa canción de Beatles. De hecho lo más curioso, es que algunas de las canciones del disco no eran de reciente factura y tenían su orígen en los tiempos que Lou formaba parte de la Velvet Underground, simplemente habían sido óptimamente reescritas, recuperadas y adaptadas para la ocasión; este es el caso de "Men Of Good Fortunes", "Caroline Says" y "Oh, Jim".
La producción a cargo del prestigioso Bob Ezrin, intuyendo de antemano que va a ser de carácter algo barroco, contribuyó enormemente para que el clima del disco fuera todo lo decadente que precisaba, porqué este adjetivo quizás sería el más adecuado para definir de alguna manera "Berlin", y es que piezas como "How Do You Think It Feels" crean un ambiente tan desolador y gélido que por momentos te dan ganas de apagar el equipo de música y largarte (en el buen sentido de la palabra si es que lo hay). El plantel de músicos que Reed y Ezrin reunieron para la ocasión es inmejorable.
Michael Brecker, Randy Brecker, Jack Bruce, Aynsley Dunbar, Tony Levin, Steve Hunter, Dick Wagner o Steve Winwood son tan sólo algunos de los reputados músicos que participaron en este histórico trabajo como invitados de lujo. Cuando Lou Reed entregó "Berlin", seguramente el público jamás imaginó que se toparía con tan sublime trabajo; y lo más contradictorio es que esta obra de culto jamás fue presentada entera en vivo hasta 33 años después; debido tanto a las pobres ventas que obtuvo en su momento como porqué su escenificación requería un alto coste que no podía soportarse económicamente hablando.