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Giuffria fue una banda de rock melódico con un fuerte componente pomp y A.O.R. formada a principios de lo 80 por el teclista Gregg Giuffria (ex-componente de Angel). Fue creada como respuesta al suceso de la agrupación Journey. Sin embargo, Giuffria nunca pudo duplicar dicho suceso y se desintegró en poco tiempo, logrando solamente un hit importante: "Call to the Heart", en el año 1984.
Una vez disueltos Angel Gregg intentó reorganizar la banda con otros músicos pero no le fue permitido utilizar el mismo nombre para esta nueva aventura; lo que hizo que Gregg finalmente bautizara a la banda con su apellido (como Van Halen o Bon Jovi por poner dos ejemplos). Los músicos reclutados para la ocasión fueron David Glen Eisley (voz), Craig Goldy (guitarra), Rick Bozzo (bajo) y Alan Krigger (batería); todos ellos con experiencia pero procedentes de bandas del circuito underground.
Firmaron con MCA Records en el año 1984 pero justo antes de empezar las sesiones de grabación Chuck Wright reemplazó a Rick Bozzo. Su álbum debut, "Giuffria", es casi tecnicamente perfecto y además produjo el single "Call to the Heart", que alcanzó la posición #26 en el Billboard 200. Eso convirtió rapidamente a los miembros de la banda en reconocidos instrumentistas y en estrellas, sobretodo en USA. Giuffria giraron por aquel entonces como teloneros de los recién reformados Deep Purple y también de Foreigner; acabando ya como cabezas de cartel en una serie de conciertos en Japón.
Una vez finalizado el tour Goldy y Wright abandonan la banda: El primero acabaría uniéndose a Dio y el segundo a Quiet Riot. Su siguiente trabajo, "Silk and Steel", vino dos años después ya con Lanny Cordola (guitarra) y David Sikes (bajo) plenamente integrados en sus filas. Sin embargo, este trabajo no fue bien recibido por la crítica, ni tuvo buena posición en los charts, por lo que en 1987 MCA Records decidió retirarles el apoyo definitivamente.
La banda igualmente empezó a trabajar en un tercer álbum que no llegaron a editar y del cual hemos podido oir algo a raiz del recopilatorio "The lost tapes" del cantante David Glen Eisley, de internet y porque algunos de los temas acabaron formando parte del primer álbum de House Of Lords. La banda tambien había aportado dos temas, "Say it ain't true" y "Never too late", para la banda sonora del film "Gotcha!" del año 1985 (el primero fue incluído como bonus track en la reedición en cd de su segundo álbum). Cuando todo parecía llegar a su fin aparece el milagro y éste se llama Gene Simmons.
Gene Simmons es un rey de los negocios, una máquina siempre engrasada para hacer dinero; nadie lo duda. Pero además de idear (no se si diseñar) el más amplio y extravagante catalogo de merchandising para su grandiosa banda Kiss, también ha tenido buen ojo para fichar a algunas formaciones para su sello Simmons Records; discográfica que no deja de llamar la atención por su logotipo: un pequeño saco con el símbolo del dólar. En la vida real, a buen seguro que el tamaño de dicha bolsa es exorbitante, si es que existen sacos de tal capacidad. Simmons es Simmons.
Fue a partir de un encuentro entre Gregg y Gene Simmons cuando se patentó la idea de crear House Of Lords. El bajista de Kiss le “sugirió” un cambio de nombre, e “insistió” en expulsar al vocalista David Glen Eisley, para así poder proteger bajo su manto a la banda, moldearla como él creía conveniente e intentar lanzarla al estrellato. Como os suponéis, Giuffria, adulado por el interés de tan reputado personaje, obedeció las coordenadas del ambicioso Simmons, y comenzó el reclutamiento para otra nueva etapa en su evolución musical.
La primera formación de House Of Lords la componían tres ex Giuffria: el propio Gregg a los teclados, Cordola a la guitarra y Chuck Wright al bajo, que aunque ya no formaba parte en la última etapa de la banda, el teclista lo volvió a convocar para este nuevo proyecto. Para el mando de las baquetas encontraron a un todo terreno con experiencia en bastantes conciertos junto a ALICE COOPER, y que recientemente había salido de sus filas: Ken Mary. Lo delicado venía a la hora de buscar a un gran cantante.
Era un secreto a voces que la salida de David Glen Eisley de Giuffria había sido motivada por una simple manía (incomprensible para muchos) de Simmons, y al que se le concediera el puesto, debía demostrar una gran valía entre múltiples cualidades. James Christian fue el elegido. Con el grupo formado solo quedaba ponerse manos a la obra y demostrar que House Of Lords no era un producto prefabricado compuesto por cinco marionetas que se movían al son del alma mater de Kiss.
En el año 1988 se publicó su disco debut y homónimo, compuesto por algunas canciones que el teclista había coescrito con antiguos miembros de Giuffria, entre ellos el citado vocalista desterrado (no parece que la relación acabara mal, ya que también participó en los coros del disco que estamos tratando), y otros por la nueva y recién estrenada plantilla de House Of Lords, siempre con la participación compositiva del teclista. Quedaba claro por tanto, quién era el que manejaba la batuta.
Dicho trabajo fue una sorpresa, un disco de estreno que superaba todas las expectativas y considerado a día de hoy como todo un clásico del hard rock. El quinteto mostraba unos piezas cargadas de frescura, con mucha influencia del hard rock norteamericano de los 80, cierto es, pero al mismo tiempo sorprendente e incluso novedoso, al tener un sonido un tanto más metalizado que sus maestros; que sirvan de referencia “Slip on the Tongue” o “Lookin’ for Strange”.
Tal fue el impacto entre los seguidores del género, que House Of Lords llegó a telonear a Scorpions y a Cheap Trick entre otros, en una enorme gira por su país. El futuro era más que prometedor.Y si su primer disco era una dura prueba a superar, el segundo no lo era menos. House Of Lords no defraudó a los que ya los conocían por su anterior entrega; en “Sahara” siguieron los mismos parámetros, es decir, un disco repletos de buenos temas. En éste Mike Guy sustituía como guitarrista a Cordola.
Tan sencillo como difícil de conseguir; es lo que siempre se espera de un gran trabajo de hard rock.Quedaba demostrado por tanto, que el potencial de House Of Lords no fue un espejismo, y su credibilidad estaba más que conseguida. Para el tercer trabajo llegó la desbandada general compartida también con el retiro de amarras de Gene Simmons. Guy, Wright y Ken Mary parten peras, entrando en sus puestos Dennis Chick, Sean McNabb (Quiet Riot) y Tommy Aldridge (Black Oak Arkansas, Pat Travers, Ozzy Osbourne, Gary Moore, Whitesnake,...)
“Demons Down” no fue (ni lo es por asomo) un disco que bajase el altísimo nivel de House Of Lords, pero la banda creaba confusión con tanto cambio. A todo esto hay que añadirle que los 90 ya habían comenzado; una franja temporal en la que Norteamérica y casi todo el globo se cegaban por un movimiento musical que auguraba un éxito masivo: el grunge. Posiblemente haya sido el movimiento – o moda, según se mire - que más ha engullido al heavy y al rock. El propio Steve Harris, que de marketing y de números también entiende un rato, lo ha confesado en más de ocasión.
Llegó la hora de disolverse, y cada uno barrer por su cuenta. Apaga y “vámonos”. Como muchos sabréis, House Of Lords se reunían al comienzo del nuevo milenio, anunciando a los cuatro vientos que el regreso sería con “la formación original”; o sea Chuck Wright, Ken Mary, Lanny Cordola, James Christian y ¿Gregg Giuffria?; no, Giuffria no quiso ser partícipe de esta nueva regeneración, ahora es un hombre de negocios y está un tanto alejado de todo el ajetreo que conlleva el mundo de la música.
El mercenario teclista Derek Sherinian (Kiss, Alice Cooper, Dream Theater, Planet X, Yngwie Malmsteen...) aparecía como invitado en el album. La creación de los nuevos, y de igual forma antiguos, House Of Lords después de tres años de gestación se llama “The Power And The Myth”. El resultado, desgraciadamente, no tiene nada que ver con esos tres fantásticos y memorables discos; temas sin finalidad, sosos, desganados, experimentales….
Conscientes de que no era lo esperado por sus seguidores, Chuck Wright en varias entrevistas promocionales no ha dudado en echar balones fuera culpando a Frontiers por la presión sufrida, e incluso aclarando que no tenían ni voz ni voto, ya que incluso el orden de aparición de los temas de su cuarto disco fue elección de la propia compañía. Tampoco se olvida de enviarle saludos a Gregg Giuffria por su pasotismo. En fin... eso es arena de otro costal.
Dicho Lp, les sirvió para tocar en uno de los Festivales más importantes en cuanto a bandas de Hard Rock, AOR se refiere, Firefest y fue para la segunda edición celebrada en Nottingham el 26 de noviembre de 2005 junto a Harem Scarem, Power Quest, Vaughn, Shy, Balance Of Power, Blue Tears o Danger Danger. Una actuación, la de House Of Lords, que estuvo a punto de suspenderse por una caida de James Christian días antes en su casa y que a la postre ha quedado registrada en el directo "Live in the UK" como la última actuación de estos músicos en House Of Lords.
El cd añade el extra “Havana”, compuesto por Christian, Giuffria (si habeis leído bien), Tim Pierce y Mark Spiro que ya apareció en la edición japonesa de “The Power And The Myth”. Interesante directo que cerraba la etapa de su formación clásica, pero no la de la banda. Recuerda que en la actualidad junto a James Christian están Jimi Bell (guitarra), B.J. Zampa (batería) y Jeff Kent (bajo); una formación nueva aunque mostrando lo mejor del grupo en “World Upside Down”; estoy seguro de que este es uno de los tres mejores discos de hard rock que he escuchado a lo largo de aquel año 2006.
Un enorme álbum que les trajo por primera vez en España, del que se hace difícil destacar una sola canción, porque el comienzo con “These are the times” o “All the way to heaven”, así como el regalo para el oído que es “Field of shattered dreams” o el rock potente de “Rock bottom” hacen indispensable el CD entero. El final de este lanzamiento, por supuesto, esta a la altura con el pegadizo “Sos” o el medio tiempo “World upside down” que cierra las trece canciones del disco. Infinitamente mejor que su predecesor “The power and the myth”.
Además el propio Giuffria acabó grabando muchas partes de teclado del álbum aunque no se involucrara en la banda como miembro en pleno derecho ni tampoco apareciera en las fotos del disco. "Come To My Kingdom", su último lanzamiento, nos confirma que James Christian mantiene la estupenda voz que gastaba en otro tiempo, comparable a la de David Coverdale. Falta Giuffria pero hay temas en él que tienen el regusto de antaño como "I need to fly", con un estribillo impecable, y el que da título al disco, y alguna balada de corte clásico como "I believe" y "Another day from heaven". La banda continuó su trayectoria con otro álbum ya más reciente titulado "Cartesian Dreams".