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Cuando el catalán Toti Soler aún no se afeitaba, ya era un profesional de la guitarra en el grupo Pic-Nic, que acompañaba a una primeriza Jeannette a finales de los 60.
Paralelamente, ya investigaba y crecía con su guitarra bajo la influencia de los mejores guitarristas del jazz y el rock. Ha acompañado con su instrumento a gente como Pau Riba o Maria del Mar Bonet, y con Ovidi Montllor hubo tal conexión artística que durante años han sido uno. Ha bebido también del flamenco y de la música clásica, hasta forjar su propio estilo. Edita varios discos de guitarra y en algunos de ellos canta ocasionalmente. Empezó con la música clásica, pasó por toda la historia del rock catalán de los 70, la música laietana y la nova cançó. Compartió lamentos de guitarra con el bluesman americano Taj Mahal y se curtió en los quejíos de la guitarra flamenca junto a grandes maestros como Diego del Gastor, compuso para Leo Ferré e hizo música para cine y para teatro.
Formó durante más de veinticinco años pareja artística con Ovidi Montllor formando un entrañable dúo que musicaba como nadie a los poetas de lengua catalana. La trayectoria del cantante y guitarrista, nacido en Vilassar de Dalt (Barcelona) en el año 1949, es prácticamente inabarcable: desde sus inicios en el grupo de pop melódico Pic-Nic hasta la legendaria banda de rock progresivo OM, pasando por sus célebres e imprescindibles duetos con Jordi Sabatés y con Feliu Gasull o su participación en el que fue considerado mejor disco de rock catalán de todos los tiempos, el imprescindible "Dioptria" de Pau Riba. No hay duda que ha sido una de las piedras angulares de la música laietana como demuestran sus álbumes en solitario de mediados de los 70 y su participación en álbumes de bandas como la Orquestra Mirasol ("D'oca a oca i tira que et toca"), del pianista Jordi Sabatés ("Ocells del més enllà" y "Tot l'enyor de demà" ) o del polifacético e inclasificable enfant terrible Pau Riba ("Jo, la donya i el gripau", "Amarga crisi" y "Dioptria").
También fue pionero en eso que llaman "fusión flamenco-jazz" (aunque ahora ni siquiera lo nombran cuando se habla del “nuevo flamenco), ha ofrecido recitales de guitarra de música de Bach y sólo tiene como veinticinco discos en solitario e incontables colaboraciones con otros artistas. Sirva como introducción este pequeño pero intenso resumen de la trayectoria de este músico inquieto, polifacético, capaz de cautivar con el sonido claro que sus dedos privilegiados sacan de la guitarra, pero que también sabe poner con muy buen gusto su voz cuando es necesario. Toti Soler tiene méritos suficientes para ser considerado una de las figuras más importantes de la música actual en este país pero sin embargo con él no se ha hecho justicia si de lo que se trata es de reconocer sus méritos como artista. Quizá sea porque no se ha doblegado a las exigencias de un mercado que cada vez se rodea de más y más parafernalia o porque su propuesta musical minoritaria abarca sólo a un tipo de público demasiado selecto y elitista.
Pero para alguien que vive la música con la intensidad con que él lo hace, esta falta de reconocimiento no ha sido obstáculo para continuar entregándose a componer y tocar lo que él quiere, lo que hace que continue siendo un genio. Fue tras sus encuentros con el bluesman Taj Mahal (1971) y con el guitarrista de flamenco Diego del Gastor (1972), cuando Toti Soler encontró su verdadero camino: su exploración de las raíces de la música catalana y mediterránea. Aquel mismo año ya publicó "Liebeslied", un disco donde musicaba poesía catalana además de versionar el "Suzanne" de Leonard Cohen, tan sugerente e intenso que hoy en día aun conserva su vigencia. No hay nada más atractivo que lo simple. Toda obra (musical), sea cual sea su grado de complejidad, es engendrada con elementos sencillos que son sometidos a operaciones de superposición y/o yuxtaposición. En los primeros 70, cuando la corriente principal anhelaba los sonidos plenos de artificio, Toti Soler nos sorprendía con un álbum compuesto de simples canciones, con la guitarra como único soporte instrumental.
Jordi (Toti) Soler no tiene una gran voz pero sabe en qué momento alzarla y cuándo bajarla hasta casi susurrar. Y a la guitarra es un virtuoso, ahí no hay discusión posible. El guitarrista catalan antes de formar el grupo de jazz rock progresivo OM (banda que sirvió de acompañamiento al excéntrico Pau Riba en el citado álbum "Dioptría"), venia de conocer el éxito el año anterior con una banda musicalmente opuesta a los parámetros por los que se movía OM llamada Pic-Nic con una cancion titulada "Callate niña" donde tocaba la guitarra acústica. El 11 de abril del año 1970 aparece por primera vez en escena el nombre del grupo OM, concretamente en el Show “Electric Toxic Claxon So” con Toti Soler, Jordi Sabatés, Josep Polo y Doro Montaberry en su primera formacion. Graban dos singles para Edigsa: "Vindrà la Llum", un tema cantado, y "Waiting of Godot", un instrumental donde cuentan con la presencia de Pi de la Serra y Xavier Batllés entre otros.
En mayo del año 1971 graban su primer y único album homónimo para Edigsa donde interviene también Martí Soler (hermano de Toti), Romà Escales, Alfonso de Lucas y Pedro Van Eeckout (estos dos últimos serían futuros miembros de Jarka, el grupo que montaría Jordi Sabatés una vez desvinculado de OM). A finales del mismo año se pusieron a grabar un album que titularían "La mariposa de la muerte" pero que nunca llegaria a ver la luz; en aquella ultima grabación estuvieron implicados Paul Stocker al saxo, Manolo Elias al bajo, Peter Hod a la bateria junto a los hermanos Toti y Marti Soler en las guitarras. Así en el año 1972 tras una breve reaparicion, el grupo se separa finalmente y Toti Soler tras la experiencia de "Liebeslied" ya emprende una carrera como solista. En julio del año 1973 aparece publicado "El gat blanc", donde Toti ya refleja y deja entrever su inclinacion por el flamenco y el uso de la guitarra española. Jordi Sabates formó Jarka (en una linea más jazzística) y Toti Soler colaboró poco después con la Orquestra Mirasol... fin de la historia para OM.
Su trayectoria durante aquella década fue un tanto experimental y totalmente libre de cualquier atadura, abandonando además prácticamente la guitarra eléctrica e incursionando con distintos tipos de música (popular, jazz, oriental, flamenca, free, experimental) con la ayuda de muchos de los músicos de la escudería Zeleste, entre ellos gente de la propia Orquestra Mirasol o vinculados a ellos como Tete Matutano, Santa Salas o Xavier Batllés. Después llegarían sus colaboraciones con los ya desaparecidos Ovidi Montllor y Leo Ferré y sus bandas sonoras para películas y obras teatrales, mientras seguía publicando discos inmarchitables que nos descubrían la belleza de los ecos mediterráneos: "Epigrama", "Cançons", "Vita nuova", la recopilación "Guitarra i cançons" o "L'arxiver de Tortosa" y "Racconto", en los que investiga el cancionero popular. En el año 2005, la Generalitat catalana le otorgó el merecido Premi Nacional de la Música por su impecable trayectoria.
"Vida Secreta" (2005) es otra exquisita obra fruto del talento de Toti; formado por nueve transparencias, nueve temas instrumentales, lentos, en los que el músico nos ofrece un recital poético con su guitarra. No hay en el disco ninguna exhibición estridente, ningún juego de manos a los que a algunos les gusta recurrir para mostrar su habilidad con el instrumento. No es necesario porque es un disco precioso, desnudo, y lleno de ternura. Un disco para oírlo por primera vez con los ojos cerrados, concentrándote en escuchar y sentir todas las emociones que comunica. Después de tres años de silencio discográfico nos regalaba un nuevo tesoro musical en forma de álbum: “Vida més alta” (2008), cuyo título está tomado de un poema de Joan Vinyoli. Compuesto por trece temas entre los que destacan la pieza principal del álbum, “Àlex” (dedicada a su hijo Alexandre). Podemos encontrar otros instrumentales como “Com un déu que dorm”, dedicado a su padre, “Dona" o "Diotima de Tinos”, inspirado en el personaje de ficción y compañera de Hiperión en la obra de Hölderlin.
Cierra este trabajo el tema que lo titula, una de las últimas composiciones de Toti Soler donde se sumerge en formas musicales muy diferentes. En el también nos encontramos con algunas piezas cantadas como “Si n’és cel” (sobre un poema de Sílvia Amigó y cantada por Laia, hija de Toti), “La set que no mor” (sobre un poema de Joan Vinyoli), “Variación” (sobre un poema de Federico García Lorca), “Canción de invierno” (sobre un poema de Luis Cernuda) y dos canciones más sobre poemas de Sílvia Amigó: “Nevada la terra” y “Lluna”. Co neste trabajo el guitarrista y compositor catalán cierra el ciclo de "Las Tres Vidas", que inició en el año 2002 con "Vita Nuova" y continuó el año 2005 con "Vida secreta". Éste según el propio autor es el resultado de los temas compuestos a lo largo de los ocho últimos años, momento en el que el artista se instaló en el Baix Empordà donde la paz y la tranquilidad que le ha inspirado esta tierra ha configurado según el mismo un disco "con una gran diversidad de colores".
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