Santana (1971 album) (Photo credit: Wikipedia)
Entre 1969 y 1971 Carlos Santana, junto a su banda, había vivido en una espiral vertiginosa que claramente había pasado factura en cada uno de sus miembros. Su aparición en el festival de Woodstock catapultó al grupo a un estrellato para el que no estaban preparados, y ese súbito e inesperado triunfo paradójicamente (como ocurre en la mayoría de casos) fue el detonante y el encargado de que el grupo en apenas tres años estuviera consumido por completo en todos los sentidos.
Carlos Santana pasó de, por falta de dinero tener que colarse para poder asistir como espectador a los conciertos que se celebraban en el mítico Fillmore West de San Francisco, a encabezar una de las bandas más populares de aquellos fructíferos años; sobretodo debido a esa innovadora y contagiosa propuesta musical suya llena de frescura que fusionaba el rock con elementos de la música latina; y todo ello sucedió en el breve espacio de tan sólo unos pocos meses.
Si bien Santana había empezado como una banda básicamente de blues al uso, gracias a la entrada de algunos miembros de origen hispanoamericano y afroamericano el estilo del grupo evolucionó rápidamente y de manera natural hacia unas nuevas pautas con un claro componente latino. En 1971 Santana ya habían publicado tres discos. En el primero titulado como el propio grupo, todavía estaban definiendo este sonido, aún a medio pulir, que se caracterizaba por una marcada presencia de la percusión.
La consagración definitiva llegó con su segundo trabajo "Abraxas", que sigue siendo considerado hoy en día como uno de los trabajos imprescindibles de la música moderna del siglo pasado. En dicho álbum se plasman perfectamente cada una de las influencias que daban forma al sonido Santana de manera muy equilibrada. De cara a su siguiente trabajo "Santana 3" las cosas habían cambiado ya radicalmente para la banda y su fórmula musical estaba parcialmente estancada.
A toda esta falta de inspiración hay que añadirle también las ya deterioradas relaciones en el seno del grupo y un agotamiento a todos los niveles por el desenfrenado uso de los estereotipos "Sexo, Drogas Y Rocanrol". La formación se había ampliado con otro guitarrista adicional y otro percusionista más; pero lejos de solucionar el problema ésto sólo lo había agravado más. La tensión llegó hasta tal punto que el propio Carlos fue expulsado de la banda durante un breve periodo de tiempo mientras el grupo seguía actuando como Santana.
Con todos esos factores en su contra se podía preveer fácilmente un desastre, pero "Santana 3" áun siendo menos consistente que su predecesor no es un mal álbum en absoluto. Sin embargo, la banda no tardaría en desintegrarse. Carlos había fortalecido vínculos con el batería Michael Shrieve y ambos estaban dispuestos a llevar a Santana a otro nivel, producto de las nuevas influencias que ambos compartían; más alejadas de la fórmula latina que había caracterizado al conjunto hasta ese momento.
Miles Davis, John Coltrane, Pharoah Sanders o Antonio Carlos Jobim (entre muchos otros) serían a partir de ahora los nuevos referentes musicales de ambos. Carlos se sentía vacío con el tipo de vida que llevaba hasta entonces y necesitaba también un nuevo cambio que lo alejara totalmente de los excesos con las drogas y las mujeres; una especie de limpieza interior con un grado de profundidad más espiritual y menos material que coincidía con esa expansión hacía nuevos horizontes musicales.
Tras una actuación junto a Buddy Miles y otros músicos, Carlos y Michael empezaron a experimentar con el bajista Doug Rauch esa aproximación a un tipo de música más libre y planeadora con una mentalidad abierta y próxima en concepto a lo que era la improvisación en el jazz. Se realizaron múltiples ensayos y grabaciones de demos con una nueva formación compuesta por músicos tan fundamentales para esa futura encarnación de la banda como Armando Peraza o Tom Coster.
El resultado de esa periodo de transición quedó reflejado en un nuevo trabajo que llevaba por título "Caravanserai", que mostraba ese cambio de manera muy sustancial; aunque incluyera la participación de algunos de los miembros de la vieja formación como Gregg Rollie, Neal Schon o Chepito Areas. Ya no hubo vuelta atrás Carlos y Mike quedaron encantados y se constituyo así una nueva banda con diferente planteamiento sin abandonar sus raíces latinas que dió lugar a lo que podríamos considerar la cumbre creativa de Santana como entidad.
Llegados al año 1973 Carlos (vestido de blanco) ya estaba plenamente inmerso en esa nueva doctrina tanto a nivel espiritual, musical como mental; una constante habitual del guitarrista es que cuando canaliza su energía de lleno en algún objetivo concreto lo abraza hasta las últimas consecuencias, aunque más de una vez le haya podido costar un error. Se había también convertido en discípulo del gurú Sri Chimmoy y gracias a ello entró en contacto con uno de sus guitarristas admirados por aquel tiempo, John McLaughlin.
Ambos guitarristas bajo la tutela de Sri Chimmoy unieron fuerzas y decidieron grabar un disco juntos "Love, Devotion And Surrender" en aquel mismo año 1973, del que también hicieron una gira conjunta acompañados por varios de los músicos colaboradores tanto de McLaughlin como de Carlos. La creatividad que padecía el propio Carlos fruto de esa série de cambios en su vida, hizo que además publicara un nuevo trabajo con su banda bajo el título de "Welcome" y se embarcara una nueva gira a modo de aventura musical.
Dicha gira quedó inmortalizada en un triple álbum en directo grabado en Japón en 1973 y publicado un año más tarde bajo el título de "Lotus"; que marcaba el final de una de las etapas más fecundas del guitarrista. Con una banda formada por Carlos Santana, Doug Rauch, Michael Shrieve, Tom Coster, Richard Kermode, Chepito Areas, Armando Peraza y el cantante Leon Thomas (otro de los ídolos de Carlos) como invitado especial repasaban tanto viejos temas, como otros de esa nueva etapa, intercalando además nuevas composiciones y versiones.
El resultado de este tour de force es un cóctel musical donde se dan la mano el blues, el rock, la música latina, el jazz, el funk o las tendencias mas free, contemporáneas y vanguardistas del momento; envuelto todo en un halo espiritual que sitúa a los músicos como si estuvieran tocando en otro plano y metidos dentro de una catarsis. Se puede respirar el espíritu de búsqueda constante que hace de cada concierto una experiencia única, en lugar de sucumbir a concesiones fáciles de cara al público, y el rostro de satisfacción de cada uno de los integrantes.
El estilo de Carlos como solista también sufría una evolución similar; ahora era mucho más depurado y contenido que el de su anterior época, teniendo como objetivo la búsqueda de nuevas formas de expresión y lenguaje, y alejado de caer en la simple rutina de ejecutar ejercicios guitarrísticos de manual tópicos, monótonos y repetitivos. Gracias a algún usuario de youtube ahora podemos disfrutar de esa experiencia a nivel visual, suponemos que extraída de alguna grabación de aquellos mismos conciertos emitida por la televisión japonesa.