Si pensamos en la tendencia que nos han querido inculcar, que nos hace etiquetar y definir las cosas por defecto, y en la necesidad impuesta socialmente de sentirnos parte de un colectivo, veremos que en el fondo no deja de ser una manipulación que favorece a aquellos que tienen el poder de manejarnos como títeres a su antojo.
Vayamos por partes: el individuo como tal no deja de ser un ente con identidad propia, independiente, autosuficiente y con personalidad propia como para caer en las redes antinaturales de la colectividad.
Es normal que como seres sociables tengamos la necesidad de establecer afinidades y vínculos de diferente tipo con diferentes personas, animales y cosas. Una cosa no quita la otra. No hablamos de egoísmo en ningún momento aunque haya algo de ello implicitamente, es tan importante saber estar solo como estar con compañías deseadas que te aportan y que tu mismo decides que entren en tu vida por un período limitado con fecha de caducidad. Hacer de ello algo obligado y eterno a pesar de que haya perdido sentido nos anula nuestro espacio vital, nuestros intereses y nos crea inconscientemente frustaciones que irán saliendo a la luz.
También el hecho de unirte a cualquier colectivo, sentirte parte de él y luchar por una causa perdida; en el fondo no deja de ser una muestra de debilidad y error por temor a la soledad o a sentirte marginado. Formar parte de algo siempre crea falsas fuerzas y más si nos entregamos a ello como si fuera nuestra razón de vivir. Cuando a estos distintos colectivos se les pone una etiqueta y se les define de una manera u otra ya hemos perdido un poco más de nosotros mismos. A la gente que lleva las riendas les es más fácil tenernos controlados a través de colectivos, que como seres individuales únicos e irrepetibles.
De esta forma ya no tienen que preocuparse de cada caso particular, a parte de que es imposible... por qué crear categorías y colectivos mayoritarios facilita una ardua tarea de control humano y es asi como consiguen globalizarnos cada vez más de un modo resumido y entremezclado; perdemos nuestra verdadera identidad o esencia progresivamente y quedamos estancados mediante etiquetas inventadas para definirnos y anularnos al fin y al cabo. El hecho de etiquetar y definir nos engaña y nos hace crear una situacion de falso control sobre las cosas que es de origen un tanto dudoso. Nos lo sacamos de la manga en base a que???.
Esta manía implícita en el humano de poner etiquetas a todo llega a la maxima potencia por ejemplo en el mundo del arte, donde encontramos estas ridiculas categorías que no sirven de otra cosa que para poder definir bien el producto con el que se pretende sacar beneficios, a veces es bueno y orientativo pero otras tantas es rizar el rizo porque si. La ausencia de una definicion crea inseguridad y esto ya es motivo seguro de huída. Hay que apoyar la libertad individual por encima de todo y dejar los colectivos que se rigen por normas que no hemos creado, y que nos definen y nos anulan, a la vez que pasamos a ser un segundo plato.
De acuerdo que la unión hace la fuerza pero una vez logrado el objetivo adiós muy buenas. Ser individuales prioritariamente nos hara pasar más desapercibidos y menos controlados o juzgados a ojos del prójimo.
Dejemos de etiquetar y que no nos etiqueten con fines egoistas. Nuestra manera de ser sería más respetable y menos questionada si todos funcionaramos de la misma manera, a raiz de convertirse todo en algo muy inconcreto. De hecho al unico colectivo al que pertenecemos es al patetico grupo de la raza humana y al de los números, que es lo que somos a fin de cuentas; eso si a expensas del azar, por casualidad o causalidad.
Harto.
En Cec, estoy como en casa.