"Todo depende de cómo mires las cosas" Punta de Tralca, Chile (Photo credit: Wikipedia)
Frivolizar es uno de los mecanismos de auto-defensa que más puede ayudarnos a combatir las cosas buenas y malas que nos vamos encontrando a lo largo de este juego llamado vida.
Partiendo de la base de que todo carece de sentido, es finito, efímero y aleatorio en gran medida, sabiendo que la cosa más absurda puede llegar a ser también la más sensata, que ya es bastante en el mundo en el que vivimos, y que por mucho que lo intentemos nunca vamos a encontrar respuesta a nada, el frivolizar o quitar importancia a las cosas es algo que hay que tener en cuenta y que quizás deberíamos hacer y practicar más a menudo...
No me refiero sólo a mostrar una faceta insensible y de desconfianza ante todo, pero sí a tener una doble actitud: por un lado, el apasionarse o meterse a fondo en algunas cosas es bueno, pero siempre teniendo también esa visión frívola de que, al fin y al cabo, si algo nos sale mejor o peor, tampoco es para tanto, quizás no es culpa nuestra aunque pueda parecerlo, y que no hay que aferrarse a nada, ni ajeno ni propio, como si nos fuera la vida en ello, sin ser capaces de relativizar dicha situación o acontecimiento.
Esa frivolización vendría a ser un "¿y qué?", un "¿y?" (a secas) o un "¿para qué?", sin dejarnos inundar por lo desalentador que es aplicar eso en todas las cosas que tenemos y vivimos diariamente y por cómo puede afectar en nuestro estado de ánimo. El humano se adapta siempre al medio y a las circunstancias, y si no lo hace es porque es incapaz de autoengañarse.
En el fondo es un poco patético, pero es bastante cierto que con lo que tenemos y escogemos...nos apañamos y nos conformamos; y si debería ser así o no, ya no está a nuestro alcance, ni somos nosotros los que debemos juzgarlo: dejar hacer, dejar pasar, como decían nuestros vecinos franceses. Los sentimientos y todo aquello que nos los producen -o los alimentan- son importantes, pero hacerse adicto a ellos es sólo un puro funcionamiento de química cerebral que no podemos controlar en la mayoría de las ocasiones.
Por lo tanto, no nos tomemos las cosas demasiado en serio que tampoco lo son tanto, y mucho menos en este mundo trivial donde ya estás condicionado incluso desde antes de nacer, para limitarte una vez has nacido, con una cultura condicionada por los intereses de otros, unos traumas que heredas de serie y donde todo es insignificante, prescindible, dudoso y por lo tanto, relativo.
Hay que asumir, pues la experiencia ya nos lo ha demostrado, que lo más importante para uno mismo en un determinado momento puede dejarlo de ser al día siguiente y carecer de la mas mínima importancia si se nos presenta algo que nos hace prescindir de ello.
Sea obligatoria o voluntariamente por intereses creados en el subconsciente o conscientemente no hay que hundirse por ello, sino más bien darlo por hecho; hay que ser activamente pasivo y pasivamente activo, todo apunta a la extinción (inmediata o no). No saquemos las cosas fuera de contexto ni las dramatizemos solo por lo que parecen ser, vayamos hacia el equilibrio y frivolicemos tambíen que no nos vendrá nada mal.