Sí, nos la han vuelto a colar, aunque esta vez de forma un poco más inteligente. Nos dieron mirra e incienso en el primer episodio de la temporada, para luego camuflarnos aceites de palma y grasas saturadas.
Aquel primer episodio en el que Negan nos acojonó sólo eran fuegos de artificio que nos mantuvieron pegados a la pantalla, semana tras semana, haciéndonos incluso sufrir con aquel estúpido parón de Navidad que se extendería durante unos largos meses de invierno.
La última temporada de TWD exigía un cambio drástico y elementos sorpresivos debido a su estancamiento soporífero, algo que lleva ya ocurriendo demasiado tiempo...
ATENCIÓN: CONTIENE SPOILERS.
Dicho y hecho. Aquel memorable primer episodio en el que Glenn y Abraham morían con el cráneo aplastado por Lucille, era posiblemente el momento más orgásmico de estos largos 7 años que, por otro lado, se veía boicoteado por las paranoias de Rick sobre la caravana.
Y si, Negan conseguía que, con sólo con aparecer, nos meáramos encima. Nada que ver con el pesado del Gobernador.
Al menos al principio, porque de lo que sufre la serie es de un absoluto desgaste, y por mucho que hayan intentado dosificar las apariciones de Jeffrey Dean Morgan, lo cierto es que a mitad de temporada ya dejaba de imponer para convertirse en un chiste. Su ridícula huida de Alexandria haciendo la peineta desde el camión podría perfectamente ser un sketch de Benny Hill.
Esperábamos esta batalla tanto como la de Aguasnegras en 'Juego de Tronos', y se ha quedado en algo a lo que la serie nos tiene acostumbrados: mucho ruido y pocas nueces.
Que sí, que sí, que Sasha la lía parda, pero por el camino nos tenemos que tragar la puesta de Sol desde Hilltop y sus coñazos de flashbacks con Abraham.
Por no hablar de los episodios de relleno en los que no ocurre nada. Tardé tres días en ver la road movie de Michonne y Rick en el episodio 12 debido a que me quedaba dormido cada 10 minutos…
En fin, que otra vez a esperar a la temporada 8. A que maten a alguien. A que Negan se vengue y, por consiguiente, Rick. Y así, hasta el infinito.