Si su tercer capítulo -ya sin James Wan al mando- chirriaba, 'La Última Llave' no sobresale mucho más: de hecho, podría ser la más floja de la saga.
Pero eso es algo normal. 4 películas con una misma temática y universo es más que suficiente para agotar lo que en su día pudo ser rico y abundante en sustos y malestar para con el espectador.
Lin Shaye, vieja conocida de la saga y del género, continúa siendo el nexo con aquellas dos maravillas de Wan. Y si en algún momento nos quedamos con dudas sobre la procedencia de su personaje, 'Insidious' dedica su cuarto capítulo a Elise en un film que, aunque poco o nada tiene que ver con aquellas, defiende la oscuridad y el mal que la habita con uñas y dientes.
Algo que la saga de 'Annabelle' no ha sabido hacer.
Aún así, lo que Wan defendió con maestría, se ha ido perdiendo con el paso de los años, algo muy común en este tipo de producciones. En parte por el desgaste, pero también por las ganas de explorar nuevas tramas -aquí más bien psicológicas-, que no consiguen cautivar al público que hace ocho años se acojonaba con Josh y Renai. Y mucho menos conseguir nuevos adeptos de la saga.
De una manera u otra, es hora de que Wan deje de poner dinero para este tipo de producciones y vuelva a colocarse detrás de las cámaras para volver a ofrecernos productos de terror de calidad. Porque pocos como él pueden hacer que el cine de género también sea buen cine.