Hace apenas tres años, Vaughn reinventaba el género de espías con 'Kingsman: Servicio Secreto'.
Tal era la sobredosis de adrenalina, la sinvergonzonería y el despiporre violento, que consiguió ganarse un puesto en el cine de culto contemporáneo, algo que no es poca cosa teniendo en cuenta el vacío argumental que domina las salas en los últimos años.
Llega lo inevitable. Una secuela que suda la gota gorda por llegar al menos a sorprender la mínima parte de lo que lo hizo su predecesora, pero el listón está muy alto y por mucho que las escenas de acción sean increíbles (la pelea de Pedro Pascal con The BossHoss sonando es realmente deliciosa), el guión hace aguas en varias ocasiones.
Channing Tatum, Jeff Bridges y Halle Berry quedan relegados a meros cameos al igual que Elton John, que pese a estar divertido, no aporta nada más al film, siendo el propio Pascal, una de las mejores y más desaprovechadas bazas.
Se echa de menos un poco más de mala leche. Donde la primera parte estaba plagada de irreverencia, El Círculo Dorado apuesta por la corrección y la falta de gamberrismo.
Los espectadores que busquen lo mismo, lo encontrarán, pero se habría agradecido un poco más de fidelidad a los personajes e historia de Millar.
Vaughn ha perdido la energía y el peso demoledor del anterior film, y aunque en esta ocasión no sea un batacazo absoluto, más de uno se quedará con hiel en la boca.