Del director de TRAINING DAY y THE EQUALIZER
No se trata de comparar, pero el hecho es que cualquier cosa que pueda decir a favor del film de Fuqua, será razón de más para sacarme los ojos cual cuervo carroñero.
Lo cierto es que hay que partir de la base de que ni el original ni el remake tienen nada que ver con el film del que ambas parten, Los Siete Samuráis de Kurosawa.
Así que, ante todo, al rey lo que es del rey.
Aquí los intereses de nuestros protagonistas no son los mismos que los del film de Sturges. No es necesario ahondar demasiado en las razones que les han llevado a tomar un camino u otro y mucho menos en su pasado delictivo...
De lo que se trata es de que la química de estos siete magníficos funcione y lo hace a la perfección, dejando a título personal, algunos personajes algo colgados como es el caso del Billy Rocks o Vasquez, filones que habrían machacado a nuestros tres protagonistas principales, con perdón del bueno de Chris Pratt, quien homenajea a Steve McQueen de manera gloriosa.
Si es o no un digno remake, lo dejaré para los más entendidos, pues todas esas carencias de las que se le acusa al film de Fuqua son justo las que le convierten en una reivindicación magnífica de un género que la industria nos ofrece con cuentagotas.
Aquí la chulería se cobra vidas a mansalva y sustituir a nuestro calvito preferido Brynner por un cowboy negro, es la primera de muchas mejoras en esta oda al género de los pistoleros.
Una película encantadoramente divertida y mordaz.