Una de las razones por las que la tercera parte de Cloverfield ha terminado estrenándose en Netflix es, claramente, por su aura de serie B.
Eso no es nada malo si tenemos en cuenta la cantidad de films que produce y estrena la plataforma, con una temática pulp que parece haberse afincado en la casa.
'The Cloverfield Paradox' nada tiene que ver con aquella maravilla de Matt Reeves que fue 'Monstruoso' o la Hitchcockniana 'Calle Cloverfield 10'.
Aquí el argumento se centra en una estación espacial que, a través de paradojas temporales mayoritariamente ridículas, intenta colarnos un nuevo 'Alien' o un 'Interstellar' de manual de pequeño boy scout.
Cierto es que desde el momento que aceptamos las reglas del juego, el film se disfruta sin ningún tipo de prejuicio hasta el final, arrancándonos sonrisas constantemente con momentos tan hilarantes como el de la pérdida del brazo de Chris O’Dowd, algo que los seguidores más mainstream de la saga, terminarán odiando con todas sus fuerzas.
Aún así, 'The Cloverfield Paradox' cumple con su cometido final: entretener. Eso si, posiblemente estamos antes la película de ciencia ficción con más clichés de la historia del cine.
¿Se resolverá el desastre en su cuarta entrega?