Era una cuestión de tiempo que alguien como Martin McDonagh terminara haciendo una obra maestra como 'Tres Anuncios en las Afueras'.
La acidez que siempre ha marcado su obra y el exquisito trato por los personajes de esta, encuentran en su último trabajo un colofón digno de los mejores hermanos Coen.
Frances McDormand ha encontrado su mejor personaje hasta la fecha. Un regalo tanto para la actriz como para el espectador tan consciente de ello, que campa a sus anchas sin dejar títere con cabeza.
McDonagh no pierde demasiado tiempo en recrearse en el dolor de la protagonista, aunque inevitablemente te pase como un camión por encima de manera tan sencilla, que es capaz de hacerte sentir tanta rabia, que los actos de su protagonista son de alguna manera completamente justificados.
El amor para dar paso a la rabia y la ira. Ambas capaces de consumir hasta los huesos a una persona y por otro lado, posiblemente la mejor forma de hacer justicia cuando a todo el mundo le traes sin cuidado.
Pero McDormand no está sola. El director vuelve a poner delante de la cámara a Sam Rockwell y a Woody Harrelson para sacar una vez más, lo mejor de ellos.
No olvidemos que posiblemente Rockwell haya tenido su mejor personaje de la mano del mismo directo allá por el 2012 con Siete Psicópatas.
En definitiva, Tres Anuncios en las Afueras es posiblemente una de las mejores películas de los últimos años. Cine negro del mejor y más adictivo.