Con dos años de retraso llega a nuestras pantallas el nuevo trabajo de Alexandre Aja.
Horns es una adaptación de la novela de Joe Hill en la que cuenta como Daniel Radcliffe pierde a su novia en un extraño asesinato, razón de más para emborracharse y perder el control durante una espantosa noche.
Al despertar, aparte de la resaca, uno cuernos parecen estar saliendo de su cabeza y creciendo a una velocidad vertiginosa. Repudiado y acusados por todo el pueblo, deberá reconstruir los hecho de la fatídica noche para averiguar quien fue el asesino.
Con una premisa así de bizarra, Aja vuelve a demostrar su talento para un género en el que pocos parecen sobresalir y mucho menos consolidar una carrera con trabajos tan dispares y la suerte de haber renovado títulos tan demenciales como Las Colinas Tienen Ojos o Piraña.
Cierto es que el francés no ha vuelto a ser tan explicito como en aquella Alta Tensión o la citada adaptación de Wes Craven. Sus trabajos han sido cada vez más irregulares, quizá por su salto al cine americano, quizá por no haber sido capaz de volver a hacer algo más personal.
Con Horns vuelve a recuperar ese espíritu ochenteno y gamberro de Piraña en el que parece sentirse cómodo y dota la historia de un humor negro que va oscureciéndose a medida que avanza la historia.
Mucha mala leche en un cuento que puede hacer la delicia de los que buscan venganza, aunque eso si, al final esta puede consumirte como le pasa a nuestro protagonista.
El mal contra el bien, el Ángel Exterminador… Aja se mete en terrenos en los que no siempre sabe o puede salir airoso pues en demasiadas ocasiones chocan lo retorcido con lo ridículo… ¿Debe convertirse nuestro héroe en un borrego para vengar a su chica?