Quizá una de las mayores incógnitas durante la espera de 'Blade Runner 2049' era si estaría a la altura de su primera parte, una obra maestra de culto de esas que dejan huella con el paso de los años.
Lo cierto es que, para bien o para mal, la nueva entrega de Villeneuve es prácticamente mejor que la de Scott.
Primero por su ritmo, lento y pausado, pero utilizando un lenguaje 30 años más actual y que, aún siendo fiel a la versión del 82, se hace inevitablemente menos densa.
El error, como siempre, será compararla a la original y cegarnos con esa idea. Estamos antes unas de las películas más grandiosas de ciencia ficción de los últimos años.
Hay un hilo conductor entre ellas, pero ni por asomo son el mismo film, ya que esta nueva visión tiene mucho que ver con el universo del director que, aparte de tener sumo cuidado con los aspectos más visuales y líricos de la historia de K. Dick, nos impregna con sus emociones y esa lucha interna entre el amor y el odio a la memoria.
Cada una de ellas a fin con los tiempos que corren, 'Blade Runner 2049' no podía plantearse de otra forma. Es, si cabe, mucho más hipnótica que aquella, en parte por su impresionante acabado y efectos y en parte por ese paseo a través de el alma, el ser y la memoria que nos convierte en lo que somos.
El ser humano vuelve a perder la batalla.