Todo tiene un final y la trilogía de El Hobbit ha llegado al suyo. También es ley de vida que cientos de miles de inconformistas chapuceros critiquen las tres películas con argumentos absurdos como el hecho de convertir en tres episodios algo que podía resolverse en uno, el pausado ritmo, que si ya está todo visto, que si "El Señor de los Anillos" era otra cosa…
El Señor de los Anillos era una cosa y El Hobbit es otra. Con idénticos parecidos y resultados porque no puede ser de otra manera. Estamos hablando de la misma historia, ¿cómo no va a beber de los mismos resultados?
Quizá en la primera trilogía, hace más de diez años, resultaba todo nuevo para nosotros, y ahora tenemos la sensación de haber visto la misma película una y otra vez, pero sigo sin entender el por qué de ese argumento. ¿Acaso la trilogía de El Hobbit tiene que parecerse a la saga de El Padrino? Tendrá que parecerse a El Señor de los Anillos, digo yo…
Cierto es que Peter Jackson ha alargado esta trilogía sacándose de la manga historias y situaciones que no existían, pero siempre jugando a favor de sus fans y teniendo muy claro que no podía salirse demasiado del argumento original, porque -no nos engañemos-, aquí el más fan de todos es el propio director. ¿Qué hay una gran parte de intereses a la hora de ganar pasta durante los tres años? Sí, pero... ¿y qué pasa? ¿Acaso con la trilogía de El Señor de los Anillos quería perder dinero?
La Batalla de los Cinco Ejércitos es la parte más épica de las tres, como debe de ser. Un fin de aventura para Bilbo y los suyos lleno de acción, emoción y con una historia perfectamente hilada con La Comunidad del Anillo.
Lo digital impera sobre la anterior trilogía, pero siendo un proceso lógico diez años después. Légolas vuela en las batallas, sí, pero ¿acaso no se deslizaba cual skater sobre un escudo en Las Dos Torres o sobre la trompa de un elefante en El Retorno del Rey?
El broche final me recuerda a todas aquellas sensaciones que tuve durante tres años con El Señor de los Anillos. Volví a sentir toda aquella magia y, claro está, no fue lo mismo que al principio. Pero yo no buscaba lo mismo, buscaba más... y lo encontré.
Una maravilla que termina su viaje aquí mismo. No volveremos a encontrarnos con estos personajes y estos reinos, pero ahí quedan estas seis maravillosas películas para el resto de nuestras vidas.
Y sí, prefiero mil veces a Martin Freeman que a Elijah Wood.