Los Coen han recuperado en cierta manera su maravillosa locura.
Lo que queda claro es que se lo han pasado de muerte rodando esta comedia que retrata los entresijos del Hollywood de los años 50 a través del secuestro de una de sus estrellas más preciadas...
Homenaje, crítica y parodia se dan la mano en un film que, si bien no termina de funcionar como tal en su totalidad, sí que lo hace en la sucesión de sketches delirantes.
Buena prueba de ello son los protagonizados por Ralph Fiennes o Clooney, siempre a la altura de las exigencias de estos locos hermanos.
Al igual que sus números musicales con la Johansson o Tatum, ambos nacidos para este momento.
Aún así, con toda la cantidad de estrellas desfilando en pantalla, como no podía ser de otro modo, el film hace aguas si intentamos profundizar en él demasiado. Es mejor tomarlo como lo que es, un puro divertimento que terminaremos olvidando al poco tiempo.
Unos Coen menores que siguen siendo los gamberros de la industria por mucho tiempo que pase y aunque lleven años sin dejar huella, todavía esperamos mucho de ellos.