Desde luego la saga Rec se ha convertido en un referente del cine de terror en nuestro país y fuera de él.
Eso no se le puede negar a los señores Balagueró y Plaza. Cientos de turistas llegan a Barcelona única y exclusivamente para ver el edificio de la Rambla de Catalunya donde se rodó aquella mítica primera parte...
Una película que después de siete años se ha convertido ya en un film de culto. Un ejercicio cinematográfico sin precedentes que tuvo su típica secuela de pésima calidad por parte de los americanos.
Pero como ellos suelen hacer, tener la gallina de los huevos de oro delante y no sacarle partido sería un suicidio, así que con el pretexto de saber que pasaba con la niña Medeiros o Ángela Vidal, se nos marcaron ya no una, sino tres secuelas…
A favor diré que en este país es muy difícil hacer una serie de películas de terror y más sobre un género tan sumamente manido y sin ideas nuevas como es el zombie.
Ahora bien, aquella segunda parte no iba a ningún sitio. Nos dejaba con el sabor amargo en la boca de haberle visto las orejas al lobo y perdía absolutamente el rumbo que tantos sustos y recompensas trajo su antecesora.
Poco después era Paco Plaza quien cogía el relevo, consciente de tener que cambiar de formato e historia, para realizar una tercera parte tan sangrienta como divertida en la que su mayor virtud era no tomarse muy en serio así misma y terminar realizando un ejercicio cinematográfico realmente maravilloso.
Rec4 pretende resolver las incógnitas que la anterior trilogía dejaba en el aire, pero comete el gran error de tomárselo en serio, cosa que Balagueró no sabría enfocar de otra manera.
Una serie de clichés absolutamente predecibles van pasando ante nuestros ojos sin darle ninguna oportunidad a nuestra imaginación. Todo está visto. Desde el despertar de Ángela en le barco, escena que ya nos transporta al Resident Evil de Paul W. S. Anderson, a los 28 Días Después de Danny Boyle o al reciente cuarto episodio de la quinta temporada de The Walking Dead. Incluso el barco como escenario es un calco de Ghost Ship de Steve Beck…
Eso si, no vamos a negar que Balagueró filma las escenas de acción y tensión de una manera fuera de lo común, pero estamos hablando de un tipo con muchas tablas y oficio, que ya por ello, la película logra entretener, aún sabiendo desde el principio que su historia carece de la épica de otras partes de la saga.
No hay miedo, no hay angustia. Solo hay acción bien rodada y unos personajes vacíos y gritones con los que no terminas de empatizar en ningún momento.
Con Rec4 se cierra una saga que debió quedarse en su primera parte, pero que no está exenta de diversión y buen hacer. Prefiero esperar el próximo trabajo de Balagueró, el cual estoy seguro que nos traerá muchas alegrías a los amantes del género.