El thriller erótico siempre ha gozado de muy buena taquilla. Ya desde los comienzos con 9 semanas y media, pasando por Atracción Fatal y muchos más films tan mediocres como El Color de la Noche, Acosada, Acoso, El Cuerpo del Delito o Showgirls, por nombras algunas de las más destacadas de los cientos de producciones de este tipo.
Os animo a revisar toda la filmografía de Adrian Lyne, un tipo que dedicó toda su vida a este género sin decaer en ninguna de sus producciones.
De hecho, el género en sí siempre me pareció fantástico pues, por muy malas que fuesen cada una de ellas, a día de hoy conservan ese halo de cine de culto que tanto material nos ofreció a los varones cuando el porno aún no era de tan fácil acceso.
Ahora ese cine ha muerto. En su lugar, los chicos guapos y guapas de los 80 y 90 son sustituidos por "madelmans" bronceados de gimnasio que solo pueden gustar a un sector muy reducido de la adolescencia actual. Si hay algún defensor a ultranza que no se encuentre en esta franja temporal, es mejor que se haga un chequeo médico.
Cincuenta Sombras de Grey era un tostón que podríamos diseccionar en este mismo texto, pues su segunda parte, ésta que nos ocupa, las dichosas Cincuenta Sombras más Oscuras, son mucho más ridículas si cabe.
De que lo sí peca esta vez nuestro "moja-bragas" favorito es de ser más misógino, pues uno de los enormes fallos de los guionistas, es querer justificar el comportamiento de Christian con una enfermedad mental, posiblemente causada por el abandono de su madre o un sinfín de mierdas más inventadas por la maldita Anastasia para razonar sobre unos hábitos sexuales que le habrían parecido patéticos y sosainas al mismísimo Mickey Rourke.
Lo cierto es que hubo mucha excitación en la sala de cine y, mientras eso siga sucediendo, la llegada de Las Cincuenta Sombras Liberadas es inminente.
¿Y qué pretendían introduciendo a Kim Basinger? ¿Acaso crear un vínculo con el film de Lyne?
Si aún estáis a tiempo, es mejor que os vayáis de cena con el dinero de la entrada o que directamente os echéis la siesta en casa, porque eso si, soporífera es desde el primer plano. El que avisa no es traidor.