UNA OBRA MAESTRA ABSOLUTA PARA LOS SENTIDOS. ¡NO TE LA PIERDAS!
Hay veces que el cine nos ofrece obras completamente redondas y perfectas en su fondo y ejecución.
Todd Haynes siempre nos ha entregado unos films sublimes, pero quizá es este último trabajo con el que ha llegado a la perfección que cada cineasta sueña.
Carol es delicada y perfecta en su composición. No hay ni un plano ni tampoco una línea de diálogo que sobre o no esté milimetradamente en su sitio, porque tanta belleza lo único que despertará en quien la ve, es un llanto desgarrador debido a la sensación de la pausa que el corazón puede hacer ante tal maravilla.
Ambos personajes femeninos se encuentran atrapados en sus tediosos mundos hasta que se conocen y entablan algo más que una desgarradora historia de amor. Cada una tiene su fantasma personal. Un fuego dentro de sus entrañas que solo puede aflorar cuando están juntas.
No solo es belleza lo que deslumbra el film: el maestro Haynes ha sido capaz de contar la historia desde un punto de vista que sitúa al espectador como tal, siempre presente en la acción de la película, observando cada situación a través de un cristal.
Cine en estado puro, como hacía mucho que no veíamos, y con dos actrices en estado de gracia con dos papeles hechos a medida. Si Mara brilla en pantalla electrificando al espectador, Blanchett impregna el metraje de frialdad en la que podría ser la mejor interpretación de su carrera.
Es imposible concebir Carol sin ellas. Si pensábamos que ya habíamos visto todo, no contábamos con Haynes.