Inferior a la segunda parte pero aún así superior a la primera, esta nueva purga peca en sentimentalismos pero vuelve a asombrar en lo salvaje de su propuesta y en la maravillosa puesta en escena. Cine de terror con tintes apocalípticos que hará las delicias de todos los adeptos al género.
La idea de tener 12 horas para canalizar toda la ira y la rabia de una año entero a través de la violencia, es algo realmente curioso, ya no solo por el planteamiento de la historia, no exenta de cierto raciocinio pese a su idea fascista, sino por la solución de problemas a los que no podemos enfrentarnos.
Es imposible no situar la historia de La Noche de las Bestias en nuestros días. Plena campaña política de elección de nuevo presidente, ganas de cambio y una casta mohosa y putrefacta de la sociedad, queriendo asentar aún más una política que puede destrozar al país y el planeta entero.
Pero, ¿y si le diéramos la vuelta? Si esas 12 horas nocturnas fueran invertidas en el asesinato impune de quienes nos dirigen? Si esa impotencia a la que nos enfrentamos los ciudadanos cuando nos guían hacia el abismo, fuera aplacada con una noche en la que podemos acabar nosotros mismos con nuestros dirigentes… Es buena continuación para una hipotética cuarta parte.
Election: La Noche de las Bestias, vuelve a contar con el grandísimo Frank Grillo, un actor injustamente relegado a la serie b, capaz de cumplir con creces tanto en su faceta de hombre duro como de tierno atormentado.
No hay nada nuevo en esta tercera parte, pero sólo por ver los delirios de unos guionistas en estado de gracia a la hora de sacar toda la artillería pesada para mostrarnos una ciudad y unos ciudadanos completamente transformados en psicópatas disfrazados en nombre de la religión, merece la pena ver este ¿capítulo final?.
Ojo, no estamos tan lejos de algo así, ¿Verdad Mr. Trump?