Si Los Hombres Libres de Jones era una historia real que se convirtió en viral, por así decirlo, En Defensa Propia cierra un poco más el círculo argumental para centrarse en una única historia enmarcada dentro de un entorno y una época muy parecida aunque más oscura.
Ausente de batallas y escenas bélicas, el film rescata elementos propios del cine de terror sin llegar a abusar de ellos ni a confundir al espectador, pues nuestras tres protagonistas, carne de cañón indefensa, tendrán que vérselas con varios soldados yankies que lejos de sentir algún atisbo de humanidad, podríamos compararlos perfectamente con los villanos de La Última Casa a la Izquierda, por poner algún ejemplo.
Así estas tres mosquitas muertas tendrán que encontrar el valor para enfrentarse a estos desalmados desatando una espira de violencia propia del cine de género en un entorno rural que bien podría pasar por post apocalíptico sin ningún problema.
Es en esa dualidad de parecer lo que no es, en la que Barber se desenvuelve como pez en el agua contando una historia reconocible dentro de un marco que no lo es.
Y es que la guerra acaba con cualquier tipo de humanidad que nos pueda quedar dentro para convertirnos en animales salvajes en un mundo donde impera la crueldad y la ley del más fuerte.
Es ese estallido de violencia el que hace que En Defensa Propia termine siendo un film casi de culto debido a su giro argumental y su rienda suelta a los más bajos instintos del ser humano.