Tom parece haberse establecido ya en este tipo de producciones en las que le gusta figurar y pasárselo bien.
La segunda parte de Jack Reacher no es ni mejor ni peor que su predecesora, pero desde luego es más honesta consigo misma y con lo que pretende ofrecer, que no es otra cosa más que entretenimiento puro y duro.
Ahí es donde el primer film se daba un esplendoroso batacazo al hacerse pasar por una vuelta al género setentero de serie b. El resultado fue un coñazo de proporciones bíblicas.
Cruise repite en la piel de Jack Reacher, pero realmente podría haberse llamado Perico el de los Palotes y decir que es un ex militar cabreado en constante huida y con la jamona de Cobie Smulders al lado, porque poco a nada le atan a aquel personaje. Bueno si, las hostias como panes.
Da igual si viste aquella adaptación de la novela de Lee Child o no, Nunca Vuelvas Atrás es ante todo, un vehículo para que Tom luzca su torso cada vez menos en forma. Aquí vale el todo por el todo con la única meta de divertir y tragar palomitas.
En los noventa quizá habría sido relevante, pero hoy es sólo un chiste malo y absurdo completamente prescidible.
A Cruise le va haciendo falta otro proyecto más interesante, algo tipo Al Filo del Mañana que nos haga recordar por qué somos tan fans de su cine, y es que es indudable que Tom tiene ese carisma que nos lleva siempre a ver su filmografía en el cine, es adictivo, reconozcámoslo.