La filmografía de Villeneuve es de esas para echarle de comer aparte. Su visión sobre géneros tan variados como el thriller, la ciencia ficción o el cine de acción son tan complejos como los argumentos a tratar.
Quizá por eso sea el elegido para filmar la segunda parte de Blade Runner, algo que hace pensar que una secuela tan delicada pueda salir airosa de semejante espera.
Hay mucho de otros directores en la cinta. Desde las imágenes oníricas de Malick hasta el mensaje más salvaje de Gondry.
Todo discurre de una manera tan hipnótica como bella y aunque el ritmo es deliberadamente lento, lo que consigue es acentuar lo emotivo de una historia de cruel realidad y aferro a los mejores recuerdos vividos.
La delicadeza de Villeneuve para tratar la ciencia ficción del modo en el que lo hace y volver a intentar lanzar algo de esperanza sobre nuestra especie aún sabiendo que estamos destinados a cagarla constantemente, es tan remarcable como el hecho de querer tomarse en serio la oportunidad de que los seres humanos trabajen todo a una, aunque sea la única vez.
Hay esperanza cuando no esperas mirarte al espejo y encuentras la clase de especie que somos, pero siempre hay una salida y un modo de solucionar las cosas si realmente se busca.
Si, La Llegada es una película extraña pero no por ello deja de ser cautivadora en su forma, emocionante y maravillosa. Quizá una de las mejores obras que el año nos ha regalado y desde luego, la película de ciencia ficción de la década.