'La Venganza de Jane' llega en un momento en el que parece estar de moda el género del western. El problema es tener que medirse con otros films de la talla de 'Los Odiosos Ocho' o 'Bone Tomahawk', absolutas obras maestras del género y subgénero.
La película de Gavin O’Connor es oscura y contiene numerosos interrogantes que poco a poco se van desvelando, aunque por momentos sea a trompicones y de manera algo forzada.
Portman hace todo lo que puede -y eso ya significa mucho- por sobresalir en el papel de Jane, y por llevar a cabo su venganza en el momento en que es acorralada como un animal.
Pero no nos engañemos: al final, por mucho que el film reivindique la figura femenina, es el personaje del inmenso Joel Edgerton el que pone en marcha la maquinaria y toma las riendas de dicha venganza pues, sin él, nada de todo esto es posible. Él es el verdadero protagonista. Sufrido, herido y redimido.
A pesar de sus debilidades, 'La Venganza de Jane' es una película entretenida con momentos de gran tensión que consigue que pasemos un buen rato aunque la olvidemos en las siguientes 24 horas. Y merece mucho la pena ver a Ewan McGregor como villano sanguinario y retorcido. Un buen pasatiempo.