Es complicado meter mano a una saga como la de Star Wars. Ya lo es para mi en este momento a la hora de hablar, así que no quiero saber como las ha debido de pasar el bueno de Abrams…
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Son muchos los puntos que J. J. tenía a su favor. También es verdad que después de las palizas recibidas por los episodios I, II y III, habría sido un suicidio caminar por según que sendas.
Recuperar los personajes de Luke, Leia y Han, además de los cientos de guiños que vamos encontrando (No hay Han Solo sin Halcón Milenario, por ejemplo) durante los 135 minutos de duración del film, es la primera y mejor baza que ha jugado su director a la hora de enfrentarse a este nuevo reto.
J.J. puede morirse feliz… No sólo ha renovado una saga como la de Star Trek lavándole la cara y convirtiéndola en películas más que dignas, sino que ha echado mano a su enemiga más directa, Star Wars, para hacer las paces con el respetable más suspicaz de la sagrada trilogía. In J.J. Abrams we trust.
Más allá de eso, enfrentarse a un nuevo episodio tiene cosas buenas y desde luego malas…
Claro está que Abrams ha construido su película teniendo en cuenta cada reclamación hecha a través de los años por el fan al y sus peticiones, cualquier cosa es posible con tal de tener feliz al público más cabreado. No veremos a Jar Jar Binks, pero no hace falta ser un genio para descifrar eso.
Disney está ahora en poder de los derechos de las historias Jedi y como tal, soltó la bomba de renovar la franquicia. Pese a todo, Disney no puede dejar de ser Disney y eso es algo que dependiendo del momento, termina pasándole factura al film.
¿Es lo mejor que se ha hecho con el universo Star Wars en los 30 últimos años? Desde luego, pero las expectativas eran mucho más altas.
Pese a eso, el episodio VII está lleno de increíbles escenas de acción y de personajes cubiertos de kilos de maquillaje. Una simbiosis perfecta entre los rudimentarios efectos de antaño y la nueva era digital en la que vivimos, todo ello sin abusar, en su justa medida.
En definitiva, EL Despertar de la Fuerza es un film hecho para los fans, con la escusa de darles lo que quieren, Lucas sigue construyendo su imperio. Son muchas cosas las que recuerdan a la primera trilogía, quizá, en mi opinión, demasiadas, pero es cierto que J.J. ha construido un guión sólido con una buena historia que contar aunque innecesaria.
Queda tragedia griega y folletín familiar para rato. No os preocupéis.