Es muy posible que los propios japoneses vean el atractivo de este producto, pero lo cierto es que pasadas sus fronteras y las del propio Manga, al maestro Takashi le ha quedado un absoluto despropósito, en parte por el afán de querer darle toda la fidelidad a esta adaptación y en parte por la falta de recursos.
Hay un intento por parte del director de homenajear varios clásicos. Desde Blade Runner con su secuencia inicial hasta la actual Mad Max: Fury Road con esas persecuciones fallidas por el desierto marciano.
Errores muchos, al menos para el espectador occidental. Querer meter en el sarao a los 15 personajes principales y sus insustanciales historias, es algo que junto a la torpe dirección, no hace más que entorpecer el ritmo.
No se le podía pedir más y desde luego no había otra forma de plantear su guión, pues a Miike le gusta tanto el Manga como la violencia desmedida. Aún así, un servidor prefiera esta segunda vertiente ya que cuando habla de yakuzas, son los momentos en los que el director japones se encuentra en su mayor estado de gracia.