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Natalie Portman irrumpió del todo en pantalla con este filme, maravilloso, del fallecido director de cine Ted Demme, hermano del director de "El silencio de los corderos", Jonathan.
Antes la habíamos visto debutar en "Leon El profesional" y en papeles secundarios en "Todos dicen I love you" de Woody Allen y en "Heat" con Al Pacino y Robert de Niro.
A pesar de que como se puede ver en la imagen, su rostro no aparecía ni en el cartel, a ninguno de nosotros se nos ha olvidado su interpretación, ni el encanto supersónico de su personaje que, estamos convencidos, sin ser ella quien le diera vida, no habría sido lo mismo.
En el siguiente video, una selección de la mayoría de escenas en las que aparecía y que, aún vista hoy, emociona, repleta de alusiones culturales y literarias. Un diálogo de nivel, y a la vez entretenido, demostrando que lo culto y lo entretenido, puede fundirse en uno cuando hay talento en la escritura de un guión de aplauso, obra de Scott Rosenberg.
En el segundo video, la escena final en la que aparece, donde todos nos pusimos tristes, no sólo por la imposibilidad de ciertas relaciones en nuestro mundo, sino también por asistir, en celuloide, a lo que más tarde nos ocurre, por norma general, y salvo contadas excepciones, en la vida: la renuncia a nuestros sueños por una apuesta por el conformismo, la seguridad y la estabilidad de una relación de pareja no ideal, quizás no tan acertada como algunos piensan, pero sí más cómoda por socialmente aceptada.
Genial que, durante todo el metraje, solo sean dos los personajes que se dan cuenta de dicha conexión: real como la vida misma.
Una película recomendada por todo el equipo de www.culturaencadena.com, también a aquellos que ya la vieron en su momento (1996) y que quizás ahora se encuentren enterrando sus sueños de juventud. Ideal.