A ver, Sr. Hornby... lo siento pero me parece un libro banal que frivoliza el suicidio y lo encasilla en lo que todos ya conocemos. Y este es el hecho que hace que no pase de la página 20. Y dice así:
"La Nochevieja tiene dos variantes: alegría dionisíaca ante un nuevo comienzo o caída en picado por el inventario de los proyectos abandonados. ¿Que la Nochevieja y la vida merecen ser pensadas con mayor sutileza? Cierto, pero eso es algo que las cuatro personas que coinciden en la terraza del edificio conocido como «la torre de los suicidas», deberán aprender por sí mismos, en tanto resistan el impulso de lanzarse al vacío. Martin era un famoso presentador de televisión hasta que lo descubrieron liado con una chica de quince años. Maureen, católica devotísima, ya no soporta su vida de madre soltera con un hijo incapacitado. A Jess, en plena angustia adolescente, la ha dejado su novio. Y JJ es un joven americano con pinta de estrella del rock, e iba camino de serlo hasta que su grupo estalló. Pero como suicidarse es un acto íntimo, y cuatro son multitud, postergan matarse hasta el día de San Valentín. Y para matar el tiempo crean un imprevisible grupo de ayuda mutua."
Lo que parecía que podía resultar un buen tema a tratar, cae, irreversiblemente, en el típico cliché, un tópico más que no ilumina nada en absoluto.
Para más inri, el vocabulario es pobre y no saca al relato de una monotonía que te va sumiendo en el letargo. Podría ser debido a una mala traducción, cosa que me parece improbable pues, si por algo se caracteriza la editorial Anagrama, a parte de por su elenco de escritores controvertidos, es por unas traducciones estupendamente construídas. Me lleva a pensar que este sr. Hornby es tan pobre escribiendo como lo que se ha traducido.
Y no soy especialmente partidaria de las florituras, metáforas o barroquismos varios en la escritura pero sí que defiendo un estilo propio que deja huella en el lector y que lleva la firma de su autor. Por poner un ejemplo, Charles Bukowski, sin ser uno de los más distinguidos en su uso del lenguaje, escribe de forma tal que al leer una frase, se sabe que es suya. Preciso, conciso, transparente, sucio y repulsivo pero a la vez poético. Este Nick Hornby, sin quererlo comparar a Bukowski (ya sabemos que sólo existió uno en la historia), no me transmite NADA. Es MI sensación.
Ya sé que los seguidores de este escritor me van a crucificar. Ya sé que muchos pensaran que no puedo opinar habiendo leído sólo 20 páginas. Bueno, es tan sólo mi opinión, pero una ya tiene un recorrido en esto de la lectura y, sinceramente, lo que mal empieza peor acaba (hablando de clichés, bonita frase). No, en serio, es aburrido y no aporta nada en absoluto. Diría incluso que es tóxico para la salud mental del que lo lee. Y no soy de las que se posiciona a favor de ocultar el suicidio, creo que se equivocan los medios al no publicarlos. Pero si hablas del suicidio, por lo menos, hazlo con propiedad y no me dibujes un mapa de personajes más trillados que el personaje de ficción más famoso de todos los tiempos: Jesucristo.
Ya sabemos que los adolescentes en crisis amorosas quieren tirarse al vacío o cortarse las venas o, mejor aún, atiborrarse de pastillas para llamar la atención. Está bien que la tía que es madre de un retrasado haya decidido tirarse al vacío... mira maja, no haberlo tenido, ¿qué quieres que te diga? Por cierto, que esto sí que le puede servir a los defensores de la vida y en contra del aborto y a las católicas devotas que JAMAS matarían un ser vivo... ¿Sí que matáis a los mosquitos en verano, no? AH! Pero lo hacéis con estos nuevos aparatitos eléctricos que nos ensucian las manos... es el colmo de la hipocresía. Pero bueno, a lo que iba, me parece estupendo que la tía se quiera suicidar.
La estrella del rock cuyo grupo ya no funciona... ¿Se puede ser más lineal y normal?
PFFFF...ZZZZZZ...
Si lo que quiere es decirnos que los personajes han perdido su razón para vivir, vale, ya lo hemos entendido, pero es que el que se interesa por el tema del suicidio no es precisamente un seguidor de Rosamunde Pilcher y doy por entendido que se adentra en temas de los que ya ha desarrollado una cierta hipótesis propia.
Lo que no logro entender es por qué habla de una escalera para saltar la valla que le han puesto a la torre de Londres, desde donde quieren saltar los personajes. Le da demasiada importancia trivial a la introspección del personaje que, en definitiva, no me comunica absolutamente nada. Existen pequeños detalles que me parecen patéticos para querer hacernos entender que la supervivencia se impone en ciertos casos y que, cualquier pequeño detalle por estúpido que sea, nos hace querer retrasar el momento de saltar... no me va, no me va en absoluto.
Espero leer en breve alguna cosa mejor que esto y de este mismo autor, a ver si lo encuentro. Tanto por tanto, no siendo una devota de Paulo Coelho, si queréis leer sobre el suicido, leed "verónica decide morir" que, además, si estoy bien informada, están a punto de sacar la película, lo cual alegrará a todos aquellos que antes de leer un libro prefieren hurgar en su nariz o a los propios seguidores de Nick Hornby, que imagino son peliculeros seguidores del peor mainstream, rollo la recién estrenada, y también tóxica, "Ángeles y Demonios".
Continuad, todos juntos, lobotomizados y con la sonrisa imbécil por bandera, engordando las arcas del estado que luego criticaréis con vuestra vecina más maruja, aquella que logró emocionarse con "Titanic" y la creíble y casi documental muerte del capullo del DiCaprio (en picado te vas a caer tú...).