Image by González-Alba via Flickr
Ya hemos visto en esta misma sección que Bécquer trató en algunas de sus rimas el tema del dolor. Hoy veremos otro ejemplo de ello, dónde describe con una gran dosis de realismo las sensaciones o sentimientos en un duro momento, como es aquel en el que se recibe una mala notícia.
No hay ninguna pista de lo que le cuenta su fiel amigo y eso hace extensivas estas rimas a cualquier situación dolorosa. Infinidad se me pueden pasar por la cabeza...
Así que hoy os animo especialmente a buscar posibles situaciones de la vida misma que encajarían en estos versos.
RIMA XLII
Cuando me lo contaron sentí el frío
de una hoja de acero en las entrañas,
me apoyé contra el muro, y un instante
la conciencia perdí de donde estaba.
Cayó sobre mi espíritu la noche,
en ira y en piedad se anegó el alma
¡y entonces comprendí por qué se llora,
y entonces comprendí por qué se mata!
Pasó la nube de dolor.... Con pena
logré balbucear unas palabras...
¿quién me dio la noticia?... Un fiel amigo...
Me hacía un gran favor... Le di las gracias.
RIMA XLIII
Dejé la luz a un lado y en el borde
de la revuelta cama me senté,
mudo, sombrío, la pupila inmóvil
clavada en la pared.
¿Qué tiempo estuve así? No sé: al dejarme
la embriaguez horrible de dolor,
expiraba la luz y en mis balcones
reía el sol.
Ni sé tampoco en tan terribles horas
en qué pensaba o que pasó por mí;
solo recuerdo que lloré y maldije,
y que en aquella noche envejecí.
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