Image by Cremo via Flickr
Con este artículo finalizamos cuatro entregas de rimas encadenadas en las cuales, a través de las doloras de Ramón de Campoamor, hemos visto varios ejemplos alrededor de la frase "nada hay verdad ni mentira: todo es según el color del cristal con que se mira".
Hoy os invito especialmente a pensar en la importancia filosófica que este autor les quería dar a sus doloras; cada una de las tres publicadas aquí refleja dos versiones diferentes de una misma situación o diferentes colores de un mismo cristal.
CVI Cuestión de nombre
De una hermosa pagana la existencia salvó un cristiano, y, con fervor divino, la pagana dio gracias al Destino, y el cristiano alabó la Providencia. |
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LXXXI |
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I Después de un viaje por mar, oye Juan con alegría las campanas del lugar. |
II Llega, y maldice lo incierto de las venturas humanas, al saber que las campanas tocan por su padre a muerto. |
CXXII Dos libros de memorias |
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I Lo escrito en el libro de él
Así se hace uno querer. ¡Cuánto gusto a aquella fatua con mis posturas de estatua! Miro... y mira... al fin, mujer. Escribe para hacer ver que tiene las manos bellas. ¿Se va? Pues sigo sus huellas, porque prueba su rubor que ya está muerta de amor. Ésta es como todas ellas. |
II Lo escrito en el libro de ella
Aquel don Juan de parada pone para enternecerme los ojos como quien duerme. Cree el muy necio que me agrada. ¡Qué osadía en la mirada! ¡Qué modos tan importunos! Me voy, me voy; hay algunos que, amantes dignos de algunas, creen que todas somos unas porque ellos todos son unos. |
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