"Dedicado a todos aquellos que alguna vez han querido escucharme, en especial a M que siempre me animó a seguir. Sin ti, esto no estaría aquí."
Las corrientes colectivas
Las corrientes colectivas. Aquellas odiosas masas que nos persiguen desde la infancia. Aquellos monstruos que parecen querer imponernos cómo, dónde y con quién vivir. Aquello que debemos esquivar si queremos llegar al fondo de una gran cuestión: ser nosotros mismos.
La búsqueda para conseguir ser yo misma es mi objetivo más querido y con él, camino cada día hacia un futuro demasiado incierto para mi gusto. Eso me ha hecho distanciarme de determinadas situaciones a lo largo de mis veintinueve años. Y también tener que asumir, que durante el resto de mi vida, deberé escuchar frases como:
Tía es que tú eres rarita. Deberías dejar de pensar tanto. ¿Por qué le das tantas vueltas a las cosas?
Los valores de esta sociedad actual, moralista e individualista, están demasiado arraigados en nuestros chips internos. Pero desde siempre me he sentido en la obligación de encontrar la verdad a cada paso y de cuestionármelo todo tantas veces como sea posible, para así poder encontrar una teoría válida para mí. No me he cansado nunca de gritar a los cuatro vientos que las cosas pueden ser diferentes de como están estipuladas y que la obligación está únicamente dentro de nosotros. Pero el resultado nunca ha sido satisfactorio. No sirve de mucho. Sé que no puedo cambiar el mundo, pero al menos, sí cambiar mi vida para actuar como realmente yo desee con más o menos independencia de esa visión ajena.
La realidad es que nos cuesta entender las visiones de las cosas que son diferentes a las propias, sobre todo si es una visión un tanto diferente de la común. La única solución para poder convivir con tanta diversidad de opiniones es la explicación clara y concisa del porqué de todo aquello que creemos o sentimos, a través del más sublime de los diálogos con nuestros contertulios, diálogos que se presentan internamente en un principio, y externamente con posterioridad. Esta es la única manera de llegar al único dios al que yo venero: el Entendimiento.
Una de estas reflexiones es la concepción básica y clara de lo que significa la familia para la sociedad: en primer lugar, la pareja, claro. Nuestra obligación social es encontrar a alguien con quien compartir nuestra vida. Es una tarea social (obligación externa) aunque también de necesidad afectiva (obligación interna). Este es un tema de gran controversia entre solteros y casados. Queramos o no, ambos grupos pensamos diferente, ya que las circunstancias, siempre nos afectan para emitir una opinión.
Que tienes casi 30 años a ver cuándo asientas la cabeza de una vez.
En aquellos momentos, me sentía extraña. Hacía varios días que había finalizado mi historia con Mr. Big, un tipo egocéntrico y prepotente, cuyo ego supera el mío con creces. Había empezado a darme cuenta que había llegado el momento en que debía volver a relacionarme con gente. Jamás lo había dejado de hacer pero tenía que admitir que los problemas emocionales me habían dejado un tanto enjaulada, y por tanto tenía un poco olvidadas a ciertas personas. Tuve que reubicar cosas en mi cabeza y hablar mucho conmigo misma. Y en ese momento, había llegado la hora de empezar de nuevo a caminar.
En esencia, volvía a estar sola, sin interés alguno por nadie en especial. En presencia, no quedaban muchos amigos solteros a los que recurrir. Así que me planteé, que aunque no fuera el plan ideal para recuperar el control emocional de mi vida, quizás fuera un buen momento para visitar antiguos amigos, por muy casados que estuvieran. Al fin y al cabo, solteros y casados tenemos un fondo humano similar y como personas sociales que somos sentimos la necesidad de relacionarnos.
Aquel fin de semana teníamos previsto con unas amigas del instituto, Elein y Martha y sus respetivas parejas, ir a ver a Jota y a su mujer, que acaban de tener un niño hacía tres meses. Por algún extraño motivo, sentí que tenía que ser yo la que lo organizara todo. Ese extraño motivo en voz alta era “eres más amiga de Jota” y en voz baja “Estás soltera”.
-Llama tú a Jota, luego nos llamas a nosotras. Y cuando tengas algo en firme, ya nos dirás algo.
Más tarde, con mi hermano mayor y su mujer, planteamos la idea de ir semanas más tarde a un concierto.
-He cogido un par de entradas para ir a un concierto en la Buala – dije.
-¿Por qué coges dos entradas si sólo eres una? -Bueno, por si alguien más se apunta… no sé.
-Está bien, compra una más para Emma, y vamos los tres. Ya me dirás algo.
¿Somos acaso los solteros los que tenemos que formular propuestas para relacionarnos con casados? ¿Los casados pierden la imaginación al casarse? ¿O es que las parejas tienen una vida más atareada que los solteros? ¿Los casados no quieren relacionarse con solteros? ¿O simplemente es más práctico dejar que alguien que dispone de tiempo, en teoría, lo planee por ellos? Entonces… ¿Las ideas de los solteros son la clave para evitar la comodidad en una pareja?
La gran mayoría de casados con el paso del tiempo dejan de salir con gente, dejan de relacionarse. Es un hecho científico. Allá donde vamos, hemos oído todo tipo de estándares:
Hemos conseguido quedar todos los amigos una vez al mes. Sin las parejas. Nos ha costado lo nuestro. A algunos del grupo su pareja no les dejan venir demasiado tiempo con nosotros. El “matrimonio” es el fin de las libertades individuales.
Casi todos mis amigos han desaparecido al tener pareja estable. Es verdad… quita tiempo tener pareja… pero realmente ¿tanto como para dejar de ver a los amigos?
Es cierto, aun no estando de acuerdo con ello, muchos son los que desaparecen del mapa al tener pareja. Quizá cambian su visión de las cosas. O quizá el enfoque de la pareja no es el adecuado. Parece que por tener pareja no se tienen más necesidades sociales. Y si las hay las compensan con personas de su misma especie. Se mezclan entre ellos. Y los solteros también hacemos lo mismo. Parejas con parejas; solteros con solteros.
La verdad es que la incomunicación está servida en bandeja de plata entre solteros y casados. Quizá sea el estilo de vida lo que nos distancia. ¿La pareja se carga la idea del individuo exclusivo? ¿Es necesario relacionarse siempre en función de nuestro estado civil? Lo cierto es que muchas veces romper esa norma no escrita nos hace sentir mal.
¿Qué porque no voy con parejas? Joder… Son de lo más aburridas… Si les cuento mis historias siempre sueltan aquello de “deberías asentar la cabeza” y si no lo hago… las suyas me parecen atroces… ¿Hablar yo de lavadoras? ¡Qué va!
Mis amigos casados no tienen ningún tipo de conversación. Cuando voy con ellos a tomar algo, cuando su pareja se lo permite claro, lo único que desean escuchar son mis historias sexuales esporádicas… Supongo que eso les hace dar vida a su imaginación.
No acabamos de entender muy bien a nuestro único amigo soltero. La relación con él se ha visto truncada desde que estamos juntos. No debería haber cambiado nada, ¿no?
¿Por qué estamos más cómodos con personas de nuestro mismo estado civil? ¿Queremos evitar, al no mezclarnos, la envidia o la condescendencia hacia el otro estado? ¿O quizá cansa demasiado tener que demostrar que estamos bien en nuestro estado aunque una parte de nosotros quiera estar al otro lado?
Ambos estados tienen sus pros y sus contras. Los casados pueden envidiar la libertad del soltero y los solteros el amor de los casados, pese a que seguramente ninguno de los dos pueda reconocerlo en voz alta. Así como los casados suelen tener esa vida cómoda y tranquila, los solteros… ¿Acaso no llenamos nuestras agendas para vencer y cubrir esa necesidad humana de estima y de relación?
Justo el día que debíamos ir a ver a Jota, a su mujer y al niño, las chicas dijeron que no podían venir. En teoría, había ganas de verlos Parecía que era más cómodo no moverse de casa. ¿La comodidad se come las relaciones sociales de las parejas? Y en tal caso… ¿La comodidad es cosa exclusiva de casados?
Intento quedar con amigas que hace años que están casadas. A la hora de la verdad, o vas tú a verlas, o ellas ni se mueven. ¿Qué pasa? ¿Las parejas crean adicción al sofá o cómo va eso?
El tipo de vida que tenemos los solteros, salir, trasnochar, beber, divertirnos… es algo de envidiar por los casados cómodos. Aunque es de reconocer que muchos casados siguen participando en esas diversiones aunque a otra escala. Aunque eso sí, la excusa siempre es la misma.
Estoy algo cansado. Mañana tengo que hacer cosas…
Por otra parte, los solteros solemos buscar en cualquier lugar a alguien con el que poder mantener sexo y eso es precisamente aquello que los casados se supone que tienen siempre que desean, el sexo con su pareja. Por el contrario, es casi lo que más envidian los casados: el libertinaje. Entonces… El estilo de vida que separa los solteros y los casados… ¿es la manera de conseguir sexo?
Jota se está defendiendo inconscientemente de llevar la vida que siempre ha criticado con una ironía aplastante.
- Tu disfruta, tía, disfruta, que una vez entras en la rueda, te conviertes en uno de ellos… ¡Mírame! ¿Yo? ¡Padre!
Por una parte en el comentario estoy viendo sinceridad y cierta envidia de la libertad de la soltería, de esa individualidad exclusiva. Por otra, cierta expresión de compadecerme. Cuando un casado se encuentra con un soltero ¿es envidia o condescendencia lo que muestra al hablar de estos temas?
¿Es el estado civil algo así como el color de pelo? Las rubias quieren ser morenas, las morenas rubias. ¿El ser humano desea lo que no tiene? ¿El casado desearía volver a la soltería y el soltero encontrar a alguien? ¿O es que erramos al enfocar como debemos vivir una relación de pareja, porque el modelo aprendido en nuestra sociedad parece negar la libertad del individuo?
