Con gran expectación esperaba el nuevo trabajo de Shyamalan. De un modo u otro, pese a las malas elecciones que el director ha tenido en los últimos años (entiendo que After Earth y Airbender el último guerrero, no tienen perdón de Dios), pero aún así, este tipo cambió de alguna manera mi forma de ver el cine.
Shyamalan siempre fue repudiado por la gran mayoría de la crítica y el público. Hay quien respetó por encima de todas las cosas films como El Sexto Sentido y El Protegido, pero creo que fueron El Bosque y La Joven del Agua sus trabajos más personales y, por ello, los más exquisitos para el que suscribe.
El Incidente tiene ese pulso narrativo propio, pero la catarsis del tomatazo había comenzado ya tiempo atrás. Shy ya se había perdido...
Y ahora nos llega La Visita. Como ya es habitual en sus films, nos lo venden como una película de terror para luego ser algo completamente diferente, pero no entraré en terrenos inexplorados para algunos.
Lo cierto es que algo de terror hay -y, de hecho, llevado con maestría-. Es innegable que el director controla el lenguaje y sabe sacarle todo el partido posible a una hora y media escasa con una historia tan sumamente simple que es increíble como puede llegar a retorcerla hasta la saciedad convirtiéndola en un cuento, por momentos, complicado.
No olvidemos los giros de guión que hicieron tan famoso al autor, pues aquí juega a quitar capas a una historia por momentos dramática y reconocible para todo aquel que sepa lo que significa llegar a la tercera edad.
Sorprende también el negrísimo humor negro que impregnan tanto las escenas dramáticas como las más terroríficas, jugando siempre a su favor y convirtiendo La Visita en un film bastante incómodo e irrespetuoso.
Quizá el fallo más grande de la película sea que Shyamalan, habiendo perdido la confianza en si mismo después de tanto batacazo estrepitoso, no se haya arriesgado completamente y utilice ese recurso tan facilón como molesto que es el falso documental. Un formato muy usado en el cine de terror que nada nuevo tiene ya que aportar.
En fin, esperemos que continúe por ese camino que le llegó a convertir en un autor de culto...