UNA CRÓNICA DE SERGIO SADA PARA CULTURAENCADENA.COM
FOTOS DE ANDREA MEMBRADO
El pasado sábado asistíamos a uno de esos momentos únicos e irrepetibles. Leyendas como la de la otra noche en el Apolo de Barcelona son medidas con cuenta gotas en una sociedad que ha vendido su alma al diablo con tal de conseguir popularidad mediática.
Así que por un momento dejamos atrás todo ese vacío e inocuo movimiento enlatado y carente de referencias de rock para pasar una auténtica noche de patillas largas, botas de punta y gafas de Sol.
Johnny Burning y los suyos salían a las 21:30 puntuales y dispuestos a dejarse la piel sobre el escenario. A sus 60 palos, Cifuentes es capaz de moverse casi o más que su venerado Jagger por un escenario que por momentos se le quedaba pequeño.
Siempre agradecido y consciente de ser el último eslabón de lo que una vez fue la banda más importante de rockn’roll en nuestro país, el madrileño nos regalaba un repertorio alejado de lo que todos los allí presentes esperaban, pues aunque no faltaron hits, la banda entonó piezas no tan conocidas y dedicó espacio a algunas de sus nuevas composiciones como Willie Dixon.
No faltaron momentos maravillosos como la colaboración de Josele Santiago en Esto es un Atraco o Bestia Azul, momento en el que Burning se había ganado ya una reconocida ovación por parte de los asistentes al Apolo.
Y claro, no podía faltar la catarata de éxitos para llegar al momento cumbre de la noche cuando las apoteósicas Mueve tus Caderas, Una Noche sin Ti o ¿Qué Hace una Chica como tú en un Sitio Como Este? circulaban atravesando nuestro organismo y entrando en la sangre.
Temas que han acompañado durante toda la vida a este madrileño que escribe lejos de casa y que de alguna manera, ayer volvía a tener 16 años para comerse el mundo a ritmo de rockn’roll y mucha testosterona.
Yo me quiero ir al infierno con Johnny y reunirnos con Risi y Toño.
Gracias por todo lo que habéis hecho por Madrid y por su música. Sin vosotros la noche y la movida no serían lo mismo.