El pasado viernes Jero Romero presentaba en la sala Music Hall, La Grieta , su segundo trabajo en solitario.
Lo primero que llama la atención de este toledano es la evolución de su carrera, pues aún liderando una de las bandas más emblemáticas de el panorama Indie español, supo dar el gran paso a la hora de enfrentarse a su primer proyecto en solitario cambiando del inglés al castellano.
No era la única diferencia que encontrábamos con The Sunday Drivers porque el enfoque que Jero daba a la banda era mucho más intimista y si se me permite decir, incluso más elaborado en cuanto al apartado musical se refiere.
Buena muestra de ello eran aquellos directos en los que a pesar de cierta carga melancólica en sus letras, todo era buen rollo sobre el escenario. Un chute de positivismo en el que parecía casi imposible perder la sonrisa.
Dos años después esto no ha cambiado. Los músicos de Jero continúan fieles al igual que su escudero Charlie Bautista. La relación e interacción de estos cinco monstruos sobre la tarima es tan sólida que se transmite al público sin ningún tipo de duda y ese es el momento en el que la comunión entre ambos lados de la sala convierte en mágicas las dos horas de espectáculo.
La Grieta suena distinto a Cabeza de León. Las eléctricas acompañan mucho más las melodías de Jero y los cambios de tempo en un mismo tema se convierten en una constante durante todo el disco y eso llevado a un directo causa unas subidas de tono entre el público que puede rozar momentos realmente increíbles.
Pero sobre todo impresiona el cambio de su autor a la hora de escribir letras, ahora mucho más sinceras con su público y despreocupadas por ello.
Las letras de La Grieta son mucho más viscerales y rápidamente puedes identificar de lo que Jero está hablando y empatizar con él por ello, y eso señores, a mí me cuesta mucho.
Sonaron maravillas como Fue Hoy, Hombre Mayor o la desgarradora Caer de Pie, con la que Romero se dejaba la voz.
Con Los Columpios llegábamos al trance en su primera parte musical con aplauso incluido, para después cantar su letra. Y por supuesto hubo mucho tiempo para repasar Cabeza de León y temas como Haciendo Eses, Ya te lo Decía Yo o ese gran hit que es Devolverte.
Una vez más Jero Romero conseguía hacernos salir de la sala con una sonrisa dibujada. Mucha intimidad, emoción y cercanía, como debe de ser la música.