Este fin de semana llegaba el momento de jugársela en en tierras catalanas. Los de Zaragoza traían toda su artillería pesada hasta el Sant Jordi Club, que colgaba esta misma semana el cartel de "Sold Out" para presentar su último trabajo: Nocturnal.
Un disco notablemente más oscuro, lleno de matices electrónicos que poco o nada tienen que ver con los primeros trabajos de la banda. Primero en cuanto a contenido musical y segundo a la elaboración de los texto de Eva.
Una puesta en escena impecable compuesta por un diseño de luces simulando diversas constelaciones, por momentos oscuro y en otros lleno de luz. Sencillo y a la vez asombroso.
Más de una veintena de temas en su set list. Era el comienzo de algo muy grande que serviría como cura de humildad a los más escépticos.
La mejor carta de presentación para la gira es sin lugar a dudas la escogida con Obertura y Unas Veces se Gana y Otras se Pierde, magnífico ejemplo no solo del nuevo trabajo, sino de lo que estaba por venir durante más de dos horas y cuarto.
El sonido del dúo tiende a endurecerse en los directos. Así los temas más clásicos de la banda como Estrella de Mar, Kamikaze o Revolución sonaban como un trueno al aporrear las cuerdas del bajo y las baquetas contra la batería.
Los nuevos temas se hacen deliciosos sobre el escenario y Nocturnal tomaba forma junto con 500 Vidas, uno de los momentos más importante de la noche. 5000 personas con las manos alzadas es tener mucho poder y eso Eva lo tiene claro. Por ello se mueve por el escenario como si fuera su casa.
Y así, tema tras tema hizo no decaer en ningún momento la noche de ayer. Dos bises para terminar con Nadie nos Recordará en un in crescendo épico.
Quizá lo mejor que les podía pasar a Amaral era romper con la repercusión y la trayectoria que han llevado y reinventarse a través de Nocturnal, porque esto ya no es lo mismo, pero siguen siendo ellos y muchísimo mejor.
Eva es rock. Todo su ser respira rock. Y si no lo creéis, intentad darles una oportunidad la próxima vez que toquen cerca.