En los últimos años, La Habitación Roja ha sido víctima de múltiples acusaciones sobre el contenido 'ñoño' de sus canciones. Bueno, cierto es que el desamor es un tema bastante recurrente en toda su carrera, pero esta banda valenciana también ha tenido un hueco para la denuncia más contundente.
LHR es todo aquello de lo que Wert no tiene ni puta idea. Son la independencia musical. Una banda que ha cumplido veinte años en la carretera y con la que yo he ido creciendo poco a poco. Ahí están. Por encima de todos los contratiempos, los cambios y la gente que ha venido pisando fuerte detrás de ellos y que, quizá, lo hayan tenido más fácil.
El pasado viernes 4 presentaban en el Music Hall de Barcelona su noveno álbum en estudio: "La Moneda En El Aire". Y, una vez más, aprovechaban para dar un repaso a las canciones más emblemáticas que les han llevado hasta aquí.
¿Y cómo suena su nuevo trabajo en directo? Pues contundente y perfecto, como cada vez que se suben a un escenario. Y es que estos chicos están bastante curtidos en faena y les sobran las tablas.
Quizá de este último trabajo podríamos destacar su perseverancia por hablarnos del desamor y el resentimiento, pero esta vez de una manera mucho más positiva, pues el disco está marcado por las segundas oportunidades, que ya es algo viniendo de una banda que se mueve como pez en el agua dentro de sus propias sombras.
Los de L’Eliana salieron a por todas desde el principio. Empezaban con la canción que da nombre a su último trabajo, levantando así a todo el personal presente, para seguir con la maravillosa Siberia, uno de mis temas favoritos: desgarrador y potente al mismo tiempo, consiguieron meterse al público directamente en el bolsillo con él.
Todo ello, aliñado con hermosas melodías que iban resbalando por el micro mientras sonaban canciones como Febrero o Si tú te vas.
De los momentos más eléctricos de la noche, cabría destacar el clásico Van a por nosotros, que hizo temblar el Music Hall, y Ayer, un pepinazoen toda regla que la gente disfrutó bailando como si no hubiera un mañana.
Canciones como Tanto por hacer o Donde no exista el miedo, marcadas por la enfermedad de la pareja de Jorge Martí, su cantante, y otras por la situación de crisis actual, como Carlos y Esther, pero sobre todo, canciones marcadas por el amor, que por suerte aún está presente entre nosotros, y al que cantaban en la ya mencionada Donde no exista el miedo: “Hay tanto resentimiento que amar es vital”.
En fin, gran noche y gran concierto que demuestra una vez más, que después de veinte años, esta gente suena mejor que nunca: hacen vibrar a su público y todavía tiene mucho más que decir.
¡Mucha mierda, chicos!.