Una crónica de Marta Llatjós para Culturaencadena.com.
Fotos: Andrea Membrado
Sábado 15 de febrero, estamos en el anual Let's Festival de l'Hospitalet de Llobregat. Hoy nos visita MANEL con una llamada de público bastante numerosa, han vendido todos sus incondicionales, la Sala Salamandra está llena hasta los topes.
Hoy inician su gira presentando su nuevo disco "Per la bona gent" de 2019, creado con su propia discográfica, Ceràmiques Guzman (2017), un álbum con un estilo propio en el que se mezclan sonidos electrónicos, hip hop, urbanos y tradicionales que se tiene que ir descifrando canción tras canción: ninguna te deja indiferente.
Empiezan con "Formigues", del último disco. Una luz roja que se va transformando en tonos violetas ilumina el escenario del cuál se intuyen sus siluetas. Arnau Vallvé, a la batería y al fondo, a su lado Martí Maymó, al bajo; enfrente Roger Padilla, a la guitarra y a su izquierda Guillem Gisbert en cabeza.
Ellos, inmóviles, y la gente, ansiosa. Empieza a cantar con tono electrónico y se nota la vibración de los asistentes. En medio de su interpretación, Guillem coge unos sprays y rocía al público mientras se balancea, intentando imitar el insecticida contra "esas hormigas" que lo rodean...
La cortina de flecos, que tienen como fondo, va cambiando de colores según van cambiando de tonos y canciones, van pasando todos los pantone posibles, y les crea un cuadro de fondo que los enmarca en sus propias siluetas, casi parece un videoclip. Un foco blanco es lo único que descuadra de ésta imagen, pero que les sirve para dar una iluminación más solemne.
Después de tres canciones Gisbert ofrece unas palabras a su público, y a continuación se arranca con "La Serotonina" de su álbum de 2016. El cantante catalán coge una guitarra y el bajo, Maymó, se cambia al teclado. Se nota un cambio de ritmo, algo más alegre, con el buen rollo que les caracteriza. Gisbert se pega un bailecito a su estilo, es un tipo peculiar y se nota que le gusta mostrarlo.
Las canciones del nuevo disco ya parecen clásicos, la gente las canta como si se las supiera de toda la vida, algunos parecen sentirse identificados con "Canvi de paradigma" donde habla de una despedida y de las barbaridades que puedes llegar a decir cuando estás enfadado. Y al acabar suena "Captatio benevolentiae" de su primer disco, que no es la más conocida pero que recuerda sus inicios y sus logros.
En este punto empieza una mezcla de sus anteriores álbumes, dos focos blancos laterales van alternando creando los contrastes de sus movimientos sencillos pero hipnóticos. Gisbert se acompaña de algunos pequeños instrumentos de percusión que le ponen fondo a sus viejas historias. Con "La cançó del soldadet" el público canta a coro tan solo empezar la letra, es un público realmente muy entregado.
Con "Teresa Rampell" suena un rum rum guitarrero dándole un toque más roquero, una muy bailable en la que que tanto en el escenario como en el público lo disfrutan con sus cabezas a lo loco.
Y cuando llega "Boy band", una parodia de ellos mismos, nadie se queda sin cantarla. Ésta ya se ha convertido en un clásico, sus ritmos nos recuerdan a una mezcla de los 80 y los 90. Hacen una escenificación muy al estilo "fan" e iluminan, por separado, a cada uno para darles su minuto de gloria cómico: Roger, Arnau, Martí y por último Guillem, por ese orden. Se nota que tienen buen rollo y que les gusta reírse de ellos mismos. Es una imagen muy divertida.
Y finalmente suena "Per la bona gent" que da nombre al disco que ha sido número uno en ventas del 2019.
Hacen un amago de fin de la noche, para luego salir y tocar tres de sus canciones más antiguas. Con "Sabotatge" la sala es una fiesta y la gente da palmas al aire, éste público tan característico es muy agradecido, parece que estén en una fiesta, en la fiesta mayor, en fiesta de sus vidas.
Y, finalmente, paran para decir unas palabras y ya despedirse con "Boomerang", dejando el estribillo para el público y acabar la fiesta en lo más alto, porque ésta no es una despedida, sino el inicio de este cuarto disco que está triunfando tanto como los 3 anteriores.
Marta Llatjós