Texto de Enrique Menéndez y Fotos de Andrea Membrado.
En unos tiempos complicados, esta noche del 12 de febrero de 2021, ha servido para confirmar que la gente necesita volver a la normalidad. Y eso implica volver a disfrutar, con esas cosas que tanto le llenaban cuando la palabra pandemia casi ni sabíamos que existía. Escribo esto, porque una hora antes del concierto de Xoel López en el Palau de la Música Catalana, la gente ya estaba rondando el recinto. Una vez dentro, al entrar casi una hora antes, he podido ir observando a la gente que iba ocupando sus asientos. Reflejaban una cierta inquietud, seguramente es gente que ama la música en directo. Y también aman la música de Xoel López. Y Xoel López y su banda han correspondido a todo ese amor que tanto tiempo hemos ido guardando.
La excusa era ser el concierto inaugural del Guitar Bcn 2021, donde presentar su nuevo trabajo “Si mi rayo te alcanzara”. Durante la hora y media que ha durado el concierto, el mismo Xoel reconoce/lamenta que es lo que marcan las nuevas normas, se han podido escuchar todos los temas de ese trabajo. Pero lo cierto es que la carrera de Xoel López es suficientemente larga como para más allá de presentar un trabajo, se puedan conseguir momentos épicos. Recordando clásicos, entre ellos temas como “Tierra” y ese “Lodo” que ha supuesto el típico falso final que tienen casi todos los conciertos. Porque ha sido realmente “Tigre de Bengala” quien ha dado fin a esos 90 minutos, con un público entregado y dispuesto a seguir si hubiera sido necesario hasta las cinco de la madrugada.
Pensemos que gran parte de la culpa de eso la tiene la maravillosa banda que acompaña a Xoel. Con esos músicos y con ese trío femenino, que se han batido una a una con Xoel, consiguiendo en todos esos duelos, una química que sólo puede surgir cuando hay un buen rollo más que evidente. Que la actitud de ellas en el escenario sea de 10, sin dejar de moverse, bailar e interactuar con Xoel, también colabora lo suyo.
Y eso que el concierto ha empezado muy calmado con “El Destello”. Ya luego la cosa ha ido subiendo poco a poco, pero de forma constante hasta que era imposible no estar metido 100% en el concierto. Para eso no hacía falta un escenario con luces y colores, apenas unos focos servían para cumplir con la misión de poner algo de colorido. También se podría decir que en un escenario como el Palau de la Música Catalana no hacen falta los fuegos artificiales. El recinto en si, ya es un fuego artificial. Y ayuda a crear una atmósfera que emociona cuando es necesario. Un buen ejemplo ha sido cuando Xoel se ha arrancado con ese himno que es “Joana”. Simplemente la música y la voz llenaban todo el Palau. El respeto del público ha sido brutal y sólo se ha roto con unos aplausos que han dado una pequeña pausa en ese tema, en el que se nota que hay mucho sentimiento. Pero esta ha sido la única pausa a las ganas de moverse, bailar y cantar que no cesaban en el escenario y que ponían difícil al público quedarse quieto en sus asientos. Menudo esfuerzo de contención que han hecho los asistentes a esta fiesta musical. Fiesta que ha tenido un triplete final apoteósico. “Ningún hombre, ningún lugar”, “Lodo” y la madre de todas las fiestas que es “Tigre de Bengala” han hecho que la comunión público+músicos fuera total.
No sé que habrán pensado los asistentes al concierto cuando ha terminado y han abandonado el recinto. Personalmente lo que puedo decir es: "Gracias Xoel por este concierto y darnos esas sensaciones que tanto necesitábamos”.